Historias para compartir/ En Gratitud

2014-04-07

Es la maternidad un viaje profundo de transformación interior, en el que el milagro de la vida nos conecta con una visión más trascendente de nuestra existencia. Antes de experimentarlo, Mariví Serrano, profesora de Yoga para Embarazadas, padeció la obsesión por ser madre. Ella misma nos lo cuenta.

gratitud pies bebe

Siempre deseé ser madre. En mí lo sentí siempre como un fuerte instinto impregnado de sueños e ilusión. Lo que comenzó con un fuerte deseo de albergar un hijo en mi vientre, se convirtió tras un tiempo en una obsesión generada por el sufrimiento de que tan deseado embarazo no llegaba a mí.

Sumida en la desesperación comencé a hacer yoga, a meditar… por la necesidad de relajar mi cuerpo y mis ansias. Entonces se activó en mí una supraconsciencia, algo que va más allá de la razón y que te eleva para comprender verdades que a simple vista no capta el común entendimiento.

Y así comprendí que todo tiene una razón de ser… Quizás a mí no me correspondía ser madre en esta encarnación y mis instintos maternales tendrían que encauzarse hacia otras labores en el mundo.

La aceptación y el fluir con la realidad me hicieron desprenderme de la angustia vital y, por primera vez en mucho tiempo, sentí armonía en mi alma. Sentí que con o sin hijo mi vida tiene sentido y es hermosa.

Entonces Noé vino a mi vientre y, profundamente agradecida por el regalo de la vida, comencé a disfrutar de la más impresionante aventura que jamás he vivido y que aún continúa.

Y me dí cuenta de las valiosas enseñanzas que mi pequeño Gran Maestro, vino a enseñarme antes de habitar su pequeño cuerpecito.

Agradecí a posteriori no haberme quedado embarazada en aquellos momentos de deseo compulsivo. Hubiera forjado un ser desgraciado porque había puesto en él una responsabilidad que no le correspondía, que es mía y solo mía; y es la de ser la razón de mi felicidad. Hubiera sido un pesado lastre para él.

Y así entendí que mi hijo tiene un camino diferente al mío que, transitando juntos nuestra realidad, yo no he de renunciar a mi camino por ser madre ni he de proyectar en él algo que no corresponda con sus dones, puesto que él trae su propia impronta.

Amor, presencia y límites respetando su esencia. Porque como decía Khalil Gibran…»tus hijos no son tus hijos, son hijos de la vida deseosa de sí misma».

Sentí el agradecimiento profundo por tan inmenso regalo de la maternidad con la fuerte sensación de no dar por hecho algo que podría no tener en mi vida y sin embargo existe. Al igual que agradezco el ver, el oír, el caminar… porque podría carecer de algunos de esos sentidos por designios de la vida y sin embargo los disfruto.

Ese tiempo antes de quedar embarazada fue una profunda experiencia que marcó mi vida; y desde entonces acostumbro a agradecer lo que la vida me da… y también lo que no me da, ya que detrás de eso se esconde una perla que el tiempo me hará descubrir.

Mariví Serrano es profesora de Yoga y de Yoga para Embarazadas de Escuela de Yoga Dhyana