Sección a cargo de David Rodrigo, profesor de Vedānta, quien irá compartiendo con los lectores de Yoga en Red sus traducciones y notas de versos de la Bhagavad Gita, Adi Shankaracharya, Upanishads… Hoy traducción y comentario a ¿Qué es la muerte? Bhagavad Gītā 2.22
वासांसि जीर्णानि यथा विहाय नवानि गृह्णाति नरोऽपराणि।
तथा शरीराणि विहाय जीर्णान्यन्यानि संयाति नवानि देही॥
vāsāṁsi jīrṇāni yathā vihāya navāni gṛhṇāti naro’parāṇi |
tathā śarīrāṇi vihāya jīrṇānyanyāni saṁyāti navāni dehī ||
“Igual que desechamos ropa vieja y nos ponemos ropa nueva, el Ser encarnado desecha cuerpos viejos y entra en cuerpos nuevos.” (Bhagavad Gītā 2.22)
Igual que nos mudamos de ropa, nos mudamos de cuerpo.
El Ser encarnado – El Ser, la Vida, que entra en la materia inerte de nuestros cuerpos: físico y sutil (mental, emocional, energético).
Cuerpos viejos – Cuerpos que ya han hecho lo que tenían que hacer en esta vida, cuerpos que ya han experimentado lo que han venido a experimentar en esta vida, aunque sea simplemente nacer y dejen sin vida el cuerpo, naturalmente inerte, de un bebé inmaculado, divino.
Y entra en cuerpos nuevos – En el mismo instante en que el Ser, la Vida, abandona un cuerpo viejo que vuelve a mostrarse lo que es, materia inerte, el mismo Ser encarnado en ese cuerpo, su alma, entra en un cuerpo nuevo, sin descanso.
Ese cuerpo nuevo es fruto del prārabdha karma de esa alma, de sus acciones pasadas cuyos frutos experimentará en ese cuerpo nuevo: más o menos destellos de felicidad, más o menos dolor, más luz o más oscuridad, más paz o más sufrimiento, según el signo de su prārabdha, más o menos bondad o maldad, claridad o confusión.
Nuestras almas nacen y mueren, nacen y mueren… en distintos cuerpos, personalidades y mundos, una y otra vez en la rueda eterna de saṁsāra, de eternidad evaporada en el mismo instante en el que tú te reconoces a ti mismo, en ti mismo, por ti mismo.
Tu verdadero Ser no es cuerpo, mente, corazón ni alma, sino Vida misma, Existencia sin causa, en todo ello y sin nada de todo ello, Una y la misma Luz, que brilla por sí misma e ilumina los objetos inertes frente a sí. Tu alma, tu mente, tu corazón, tu cuerpo y tu mundo, el universo entero, pasado, presente y por venir son objetos iluminados por tu Ser, que es Luz, Una y la misma, constante como la vela del altar cuidada por el vidrio.
Tu verdadero Ser ni viene ni va, ni nace ni muere, ni hace ni deshace ni experimenta los frutos que siembra con su karma ´acción´. Tu verdadero Ser, el Ser, simplemente Es lo que Es, sin más.
Lo que Es, Es Existencia misma, Vida con y sin los cuerpos por ella avivados. Consciencia pura, con y sin objetos conocidos, con mente igual que sin mente. Luz que sólo se conoce por sí misma, ya que las mismas estrellas no son sino reflejos de la Luz. Lo que Es, Es Dicha infinita, más allá del Cielo y de tus lágrimas. Lo que Es, Es en ti, aquí y ahora. Sin tiempo, espacio ni cuerpo.
Ahora tú lleva claridad a tu mente y tu corazón entregándolos al estudio y la contemplación tradicional de las Escrituras hijas de la Luz.
Fija constantemente tus entrañas en la luz de tu alma que brilla en la cueva de tu corazón como un hilo de aceite vertiéndose en el sancta sanctorum del templo de tu cuerpo.
Esa luz no es sino Luz. Luz es Luz siempre, constante. Las distintas formas son sombras que tu ignorancia proyecta donde sólo existe Luz. La oscuridad no existe en la Luz, sino en la visión distorsionada por la ignorancia de nacimiento pero artificial, como el ebrio ve dos Lunas.
Somos complicados, por lo que nos cuesta soltar la soga auto-impuesta de la ignorancia del verdadero Ser.
La realización del Ser de uno mismo y de todo es la fusión del Amado y el amante en el Gozo eterno, el Ser y el no ser en el Ser más allá del ego, el hijo de la ignorancia primordial, y de su visión de sombras embriagada de dualidad, de diferenciación y limitación, de deseo y sufrimiento. A la cambra secreta de la realización del Amor no llegan palabras, ideas ni emociones por sí mismas limitadas, condicionadas, manchadas de confusión, dolor, deseo, lucha y esperanza.
En cuanto buscas donde el Amado se halla eternamente esperándote, observándote, añorándote, no puedes dejar de hallar, no puedes sino Ser y Gozar.
OM
Quién es
David Rodrigo ha estudiado, contemplado y experimentado las escrituras (Bhagavad Gita, Yoga Sutras, Upanishads, Brahma Sutras, etc.) en Rishikesh, India, durante seis años en la tradición Advaita Vedanta de Adi Shankaracharya con Dravidacharya Ramakrishnan Swamiji y Meditación en la tradición de los yoguis del Himalaya en Swami Rama Sadhaka Grama Ashram (Swami Veda Bharati).
Ha transmitido las escrituras en dicho ashram y coordinando el Dhyana Gurukulam. Ahora reside en España.
Ahora reside en España. Para saber más – drodrigog@yahoo.es