“Hay mucho agobio -dice Miquel-, mucha prisa, búsqueda de gurus, de técnicas, mucha euforia… Al final, con la experiencia llega la tranquilidad, y dices: llego donde puedo y, tengo que dejarme ir, descansar, reposar, dejar hacer… Porque si no, no dejo hacer a la Vida”. Entrevista Yoga en Red.
Profesor de yoga por la AEPY desde el año 1986 y formador de profesores de yoga de la AEPY desde el año 2003, Miquel Gabarró es miembro de su Comité Pedagógico. También es profesor de Qi gong y diplomado en Terapia Manual. Dirige el Centre de Ioga L’Om de Vilafranca del Penedès (Barcelona). Él nos acerca a una experiencia personal de evolución en el camino del yoga que merece conocerse…
¿Cómo descubriste el yoga?
“Fue hace unos 30 años, en esos momentos en que buscas alternativas a lo que haces. Hoy dirijo un centro de yoga propio en Vilafranca del Penedés y desde el 2002 formamos profesores de yoga. En estos momentos el tema de la formación es delicado porque el sector se está regulando, hay un título oficial y las escuelas de la AEPY tienen que ponerse al día. Habrá que ver cómo nos adaptamos. Hasta ahora había una formación no reglada. Estamos en un momento importante, porque antes se consideraba el yoga como una secta y a los practicantes y profesores como personas raras, vegetarianas y madrugadoras. Ahora el yoga está plenamente incorporado en nuestra sociedad, lo cual no significa que se haya preservado su pureza y originalidad. Lo que ha pasado es que el yoga se ha descafeinado. Pero eso es lo que hay.
¿Cuál es tu enfoque personal del yoga y su poder transformador? Haces prácticas muy creativas, que van más allá de las posturas clásicas…
La experiencia trae sus frutos. He pasado por impartir clases de un yoga estereotipado, muy estricto, tal como se me transmitió, siguiendo una línea concreta y haciendo pasar a mis alumnos por eso. Pero luego vas experimentado otras líneas y posibilidades, y con el tiempo, quieras o no, vas haciendo una síntesis, vas seleccionando y viendo lo que te sirve y lo que no y, al final, creas tu propio sistema.
Sí, disfruto más con un yoga creativo, libre y espontáneo. En estos momentos estoy lejos de una escuela estricta, perfeccionista y estructurada. Utilizo elementos del yoga clásico, del contemporáneo, aspectos de biomecánica, de psicoterapia…, todo lo que pueda ser útil. Pero, claro, teniendo claras unas referencias, bases y fundamentos de la tradición del yoga. Luego hay que saber adaptarlas a Occidentales. Me siento cómodo enseñando un yoga integral, creativo y abierto. Seguir una única línea, me resultaría bastante aburrido.
Al cabo de 30 años, ¿de dónde sacas ese fuego de la motivación que te lleva a desear hacer cosas nuevas y también a seguir dando clases, que, según todos los profesores del mundo mundial, quema mucho?
Pues no lo sé…, un practicante de yoga solo puede responder de una manera: la motivación surge del karma. Uno siente que su destino es dar clases de yoga, y si llega el momento en que no se puede más, es también a causa del karma. Sientes que en estos momentos solo puedes hacer eso, ya que estas fuerzas están ahí, presentes y disponibles para expresarse. Si no fuese así, sería imposible aguantar 30 años dando clases. Uno no hace ningún esfuerzo. Se pasan temporadas de crisis, pero éstas pasan y vuelves a remontar… El yoga es vocacional, no puedes forzarte.
Hay mucho agobio, mucha prisa, búsqueda de gurus, de técnicas, mucha euforia… Luego, con la experiencia llega la tranquilidad; el decir: bueno, no puedo con todo, llego donde llego y tengo que dejarme ir, descansar, reposar y dejar de hacer, porque si no, no dejo hacer a la Vida.
¿Pero no es el yoga un camino proactivo de transformación?
Sí, pero prefiero creer que no soy yo quien transforma mi vida mediante esfuerzos y sadhanas; la transformación ocurre, quieras o no, a pesar de uno. Hay momentos en que te sientes estancado (el estancamiento, uno de los obstáculos del camino según el Yoga Sutra) y parece que no avanzas, que no transformas nada, aunque sí que lo estás haciendo porque cuando miras atrás ves los cambios.
La verdadera transformación, es algo que no viene de ti, es algo que ocurre a todos niveles: familiar, relaciones con los demás, contigo mismo, etc. Quieras o no, la Vida te transforma. Las grandes transformaciones vienen de la Vida, del Karma, del destino; y, poco puedes hacer mediante la voluntad para evitarlo. No te puedes escapar; acontece algo, se te pone una situación delante y tienes que afrontarla como sea.
Lo que pretendemos en el yoga es reducir asmita-klesha, el ego, que induce a creerme que yo, mediante mi voluntad, puedo hacer algo para transformarme, o pensar que, para el año que viene tengo previsto transformar esto o aquello…. En esta forma de funcionamiento hay un yo que parece creerse que puede tener el control de todo. Claro, ese ego floreciente se presenta también en los practicantes yoguis, y sobre todo en los profesores que piensan: yo puedo transformar a mis alumnos, puedo hacer cambiar las cosas, etc.
Antes, pensaba que haciendo tal práctica de ásana o prânâyâma, iba a conseguir tal resultado. Ahora, practico y no me preocupo por las transformaciones. Si han de ocurrir ocurrirán y si no, por mucho que haga, no ocurrirán.
Sadhana, la practica personal, el camino personal, está bien. Si tenemos la posibilidad y la fuerza para llevarlo a cabo, llevémoslo adelante; y si no, seguiremos llevando nuestra sadhana en lo cotidiano: cuidando a nuestros padres, alimentando a nuestro gato, viajando, acompañando a seres cercanos que sufren, etc. Y si en un momento dado descubrimos a un maestro que nos guía, adelante. Digamos que hay que poner mucha humildad, servicio y mucha atención, para que podamos ver lo que la vida nos ofrece, o lo que nos quita… Vivir conscientemente es la sadhana verdadera.
¿Qué nos ofrece el yoga en ese camino?
En el yoga hay muchos niveles. Hay un yoga para la salud y bienestar, a través de sesiones estándar, y eso es bueno para muchísima gente. Y luego hay otros objetivos, diríamos más elevados: abordar el yoga como una vía de realización o liberación, kaivalya. ¿Liberarte de qué? De tu pasado, de tus esquemas y creencias. Y cuando eres libre, ¿qué haces? No vas a añadir más esquemas y condicionamientos… Entonces, fluyes con lo que se te presenta. Este es el nivel más elevado del yoga, el abandono a la vida; en términos yóguicos, Ishvara Pranidhana. Es el máximo desapego; tú ya no eres un practicante, sino que formas parte del Todo y fluyes con ese Todo. La vida se impone, elige por ti y no puedes hacer nada más.
¿Es esa etapa te encuentras?
Es la etapa que ahora me toca vivir. Hay momentos que resultan duros porque no sabes dónde te encuentras ni hacia dónde vas, pero a la vez es gratificante y liberador porque no tienes que preocuparte por nada, ni hacer sadhanas…Tal estado te sitúa en condiciones para estar más receptivo, para captar lo que te toca vivir: cambiar de trabajo o no, vivir en el mismo lugar o no, comprarte ropa o no… En estos momentos, todo eso deviene como sagrado, divino… En esta visión, nos situaríamos en un tantra no-dual, en una vía shivaíta.
Dentro de la AEPY se han formado grupos de trabajo para compartir diferentes especialidades del yoga. Tú formas parte del grupo dedicado a la salud. ¿Con qué objetivos?
Asisten a clase alumnos con diversos tipos de dolencias: fibromialgia, dolor de espalda, hipertensión, etc. Se trata de establecer contacto entre docentes para compartir experiencias, contrastar, comprobar qué técnicas ayudan a mejorar ciertas dolencias, discernir sobre las que funcionan mejo, etc. De hecho, yoga es relación. Al fin y al cabo todo lo que vamos descubriendo, al compartirlo, se multiplica, se extiende.
En cuanto a la salud, el primer paso consiste en evitar que el yoga nos haga daño (Ahimsa: no perjudicar). En segundo lugar, la función del yoga es preservar la salud –y no tanto el curar enfermos, que es la labor de la medicina-, fortalecerla para no enfermar, favorecer funciones optimas y saludables.
Claro que los problemas físicos vienen del psiquismo, del alma o karma. Tampoco podemos tener la pretensión de que el yoga lo pueda curar todo. Habrá que investigar el pasado, vivencias y experiencias, funcionamiento, reacciones y hábitos.
Om Shanti