Murió en 2009. Había sido un hombre muy activo y llegó a ser presidente del Banco Nacional de la India. Estaba en la línea espiritual de Ramana Maharshi y Nisargadatta. Cuando se jubiló, comenzó a impartir enseñanzas en un pisito que tenía en un distrito residencial de Mumbai. Ahí fue donde le visité para entrevistarle. Lo había intentado años atrás, pero había fallado a la cita debido a que llegué un día después de lo previsto. Escribe Ramiro Calle.
-¿Por qué estás aquí? -me preguntó directamente, desde su sillón, con mirada intensa pero amorosa.
-Quería conocerlo desde hace mucho tiempo -repuse-. Vine a verlo hace años, pero no puede encontrarlo. Ahora es el momento y me siento muy afortunado.
Después de haber entrevistado a decenas y decenas de mentores espirituales, durante algunos viajes a la India había dejado de hacerlo, pero ahora de nuevo estaba a los pies de un hombre que se consideraba muy sabio por los que acudían a recibir sus enseñanzas. Yo había leído algunos de sus libros.
-¿Qué quiere?
-Sus enseñanzas.
-¡Ah! Mire, de lo que yo hablo no es de religión ni nada espiritual, aparte de la vida cotidiana, sino de espiritualidad para poder ser llevada por la persona a su ámbito diario. Cualquier persona con cierto nivel de bienestar tiene una especie de necesidad, bastante común, que no puede satisfacer con dinero. Ramiro, ¿qué es lo que usted necesita?
-Toda mi vida -contesté- ha sido una continua búsqueda del sentido y la paz interior.
-Todas las personas -explicó- desean algo más de lo que tienen en la vida. Pero nadie sabe lo que es y cada uno tiene una idea distinta en tal sentido. Ahora, eso sí, todos quieren una mente en paz. Mi pregunta ahora es cómo se puede conseguir en la vida esta mente pacífica. ¿Cómo saber que esta paz está disponible?
-¿Por qué unos la buscan y otros no?
– Muy buena pregunta, Ramiro. Tanto una persona que se sienta razonablemente contenta con su vida como una que sea rica pueden buscar la paz interior, pero sin embargo hay muchas que ni se lo plantean y no la buscan. Mi respuesta a lo que usted pregunta, Ramiro, es que esas personas que no la buscan es que no se dan cuenta y no reflexionan sobre lo que más desean en la vida. Están tan inmersas en la vida que va consiguiendo cosas parciales, cosas que les procuran un poco de placer pasajero, y están tan ávidas de él que no disciernen y no se percatan de que este mundo moderno y esas actividades no les otorgan dicha. Solo quieren pasárselo bien, divertirse. Es su idea de la felicidad. Pero toda esa riqueza, poder, fama, ¿a dónde les lleva? No gozan de paz mental, que es lo más importante en la vida, y muchas ni siquiera se dan cuenta de ello.
-¿Y el ego?-pregunté.
-Es la base de la vida, y para que la vida misma se dé es necesario que exista el ego. Pero el ego obra siempre bajo sospecha. Si yo soy el ego, tú eres el otro. Es la vida como acontece. Si no existe el ego, no hay relaciones interhumanas. Comenzó a existir a causa de la ley cósmica, y lo que suceda a cada ego está condicionado por la ley cósmica.
-¿Puede la mente observar el ego más allá del ego?
-Lo que la mente puede hacer es observar cuando el ego entra a juzgar o comparar, y el ego puede decidir que no quiere comparar o juzgar. La base del ego es observar, e inmediatamente enjuicia y compara. Pero si dejas de comparar y juzgar, el ego se suprime de la mente. Querer algo y no querer algo nos hace infelices. Si sobreviene la total comprensión de que no puede suceder nada que no esté de acuerdo con la ley cósmica, entonces lo que quiero es lo que esta de acuerdo con la ley cósmica.
-Pero ¿hay algo más que la ley cósmica?
-La Fuente de la que surge la ley cósmica. La Fuente es energía, Consciencia, o sea la Fuente. Pero todo eso son etiquetas. Solo hay una única base o Fuente. La Fuente manifiesta el Universo.
Hablamos largamente sobre distintos temas. Se puede encontrar toda nuestra prolongada conversación en mi obra Conversaciones con yoguis (Editorial Kairós). Volvemos a centrarnos sobre la paz interior. Me dice:
-El objetivo, finalmente, es tener paz en la mente. Lo cierto es que sé que se puede tener esa paz mental porque uno mismo a veces la ha experimentado, aunque fuese durante breves espacios de tiempo. ¿No es así, Ramiro? Y en ese espacio de paz mental no me ha importado mi sexo, ni mi alimento, ni nada. Es armonía, y cualquier persona ha sentido alguna vez esta paz descender sobre ella. Toda persona ha tenido un destallo de esa paz. Por tanto puede ser obtenida. ¿Cómo puedo conseguir esa paz, Ramiro, que ya he experimentado y que me hace feliz? Y usted sabe que eso es así.
Cuando uno la ha experimentado, ¿por qué luego se enturbia o se destruye? Ha sido por algún tipo de pensamiento. Un pensamiento surge o viene una idea y nos roba la paz interior. A veces la paz se rompe por un pensamiento de algo que hizo años atrás y se recrimina por haberlo hecho o porque siente culpa u odio por una persona después de veinte años. Un pensamiento del pasado, un recuerdo, puede destruir la paz. El pensamiento destruye la paz. Lo importante es que la paz puede acontecer a pesar de esta vida tan agobiada y ofuscada. Pero la única manera de tener paz verdadera es acordar y conectar con la Fuente. Hay que observar y ser testigo. No hay amigo ni enemigo. Es la mente la que juzga. Observar y ser testigo.
Ha llegado el momento de tocarle los pies en señal de respeto. Me miro en sus ojos pacíficos, en los que reverberan los rayos del sol en esa mañana luminosa en la hacinada, poluta, congestiva, pero apasionante Mumbai.
Ramiro Calle
Más de 50 años lleva Ramiro Calle impartiendo clases de yoga. Comenzó dando clases a domicilio y creó una academia de yoga por correspondencia para todo España y América Latina. En enero de l971 abrió su Centro de Yoga Shadak, por el que ya han pasado más de medio millón de personas. Entre sus 250 obras publicadas hay más de medio centenar dedicadas al yoga y disciplinas afines. Ha hecho del yoga el propósito y sentido de su vida, habiendo viajado en un centenar de ocasiones a la India, la patria del yoga.
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