Se reaviva el debate sobre los «nuevos yogas». Os presentamos dos artículos de dos yoguis de generaciones y trayectorias diferentes: Víctor de Miguel y Ramiro Calle. Ambos coinciden en cuestionarse la oferta de supuestos «nuevos yogas» que van llegando al mercado. ¿Quieres opinar? Escribe a info@yogaenred.com
¿Estamos equivocando al personal?
Escribe Víctor de Miguel
Yin Yoga, Hatha Vinyasa Yoga, Yoga Stretch, Yoga Integral, Vinyasa Flow Yoga, Naked Yoga (en pelotas), Yoga Pilates, Thai Yoga, Partner Yoga, Advaita Yoga, Metal Yoga, Jivamukti Yoga, Power Yoga, Stand up Yoga, Stand up pPaddle Surfing Yoga, Tantra Yoga, Yoga de Polaridad, Unusual Yoga, Yin Yan Yoga, Yoga sin estrés (este es el que más gracia me ha hecho), Swing Yoga, Yoga Inbound, Kaladanda Yoga, Nithya Yoga, Ashtanga Yoga, Aeroyoga, Earth Yoga, Hot Yoga Infrared (por el mismo precio te pones moreno), Kundalini Yoga, Bikram Yoga, Abhyanga Yoga, Unnata Aerial Yoga, Siddha Yoga, Yoga Iyengar, Yoga Dance, Sahaja Yoga, Atma Vikasa Yoga, Acroyoga, Anusara Yoga, Yoga Acuático, Ananda Yoga, Dharma Yoga, Forrest Yoga, Hatha Flow Yoga, Agni Yoga, Boxing Yoga (toma ya), Hatha Yoga, Yoga en la oscuridad, Yoga Sculpt, Yantra Yoga, Yoga Egipcio… y así podríamos seguir poniendo unos cuantos estilos de yoga más.
Parafraseando a los míticos Leño en su canción No se vende el rock and roll, en una de sus estrofas:
“Estáis perdiendo el tiempo al intentar
que cause vuestra imagen sensación.
estáis equivocando al personal.
y no se vende el rock and roll”
“y no se vende el yoga om” (versión yóguica)
Si Patanjali levantara la cabeza y viera en lo que se ha convertido el yoga, no sé si se echaría a reír o a llorar. Cada vez aparecen más estilos de yoga aprovechando el auge que en todo el mundo tiene esta filosofía. Y, ojo, no estoy criticando todos estilos de yoga; muchos sí. Los que me conocéis sabéis por dónde voy. Simplemente traté de hacer la lista lo más larga posible.
Pienso que el ego de unos pocos, por querer destacar en algo -aunque a mi entender está ya todo inventado-, está haciendo más mal que bien al yoga. Parece ser que cualquier cosa es válida simplemente por incluirle la palabra yoga. Vivimos en una época en la que sobresalir por encima de otros es más importante que la propia calidad del producto, en la que la competencia cada vez es más “violenta”. Al fin y al cabo es, como decía al principio de esta frase, el ego, esa palabra que tanto escuchamos dentro de este mundillo.
Cada vez observo que se da más importancia al aspecto físico que al psíquico en los estilos de yoga que aparecen, que el pranayama y la meditación prácticamente no existen, desvirtuándose así los patrones originales. El yoga se creó para calmar la mente, no para esculpir el cuerpo.
En un viaje reciente a Rishikesh me encontraba cada día con practicantes, y yo preguntaba: «¿Habéis practicado con tal profesor?». Ellos me respondían: «Sí, pero prefiero a alguien que dé más caña». Me hacía gracia esa palabra en referencia al yoga: “caña”. Si quieres caña dedícate a hacer triatlones, compañero.
Hasta la próxima amig@s. Mientras me tomo una caña bien fresquita decidiré si practicar Boxing Yoga o Sculpt Yoga (difícil decisión).
Víctor de Miguel es fundador y director de Estudio de Yoga Cobeña
¿ Por qué le llaman yoga a lo que no es yoga?
Escribe Ramiro Calle
Hace 20 años inicié en la práctica del hatha-yoga a María Luisa Jimenez Marqués, que ya era asidua practicante de meditación. Se formó a fondo para ayudarme como monitora en el espacio que a lo largo de tres años hicimos en TVE, casi a diario y para numerosos países, además de España, impartiendo en directo clases de asanas, respiración, relajación y meditación. Lleva más de 15 años dando todos los días clases de hatha-yoga en el centro de yoga Shadak y es una extraordinaria profesora. Creo que su testimonio, vivido como experiencia personal (y no olvidemos que el yoga es todo él experiencial y los yoguis han verificado por sí mismo las técnicas a lo largo de milenios), es de máximo interés y me identifico plenamente con el mismo, por lo que lo incluyo para que sirva de luminosa reflexión:
«Al ver toda la adulteración que se está produciendo con respecto al genuino hatha-yoga, yo saco una conclusión de todo ello: está claro que no se habla en muchas informaciones sesgadas del hatha-yoga, que parece el gran olvidado, sino de yogas desnaturalizados o pseudoyogas que se han puesto de moda u otras formas aún más agresivas y lesivas que se practican en Estados Unidos y se han ido desplegando por otros países.
Los yoguis no estudiaban anatomía, porque la descubrían en sí mismos y por sí mismos, desde su experiencia personal. Su trabajo era metódico, regular y progresivo, con lo cual dificílmente podía resultarle lesivo. El yoga genuino es descubrirse, sentirse, vivirse, experimentarse; más allá de los conceptos, de las teorías, de los Maestros, porque desde el primer momento la práctica se convierte en algo personal e instransferible, aunque se comparta el espacio donde se realiza.
Lo que falla hoy no es tanto el conocimiento como el método. El problema es convertir un método de autodesarrollo en un culto al cuerpo, en querer llegar a la meta sin recorrer el camino… siempre yendo hacia afuera en lugar de hacerlo hacia adentro. Está muy bien seguir el camino que uno quiera tomar, pero no hay que confundir los métodos ni los objetivos. Para cada objetivo existe un método, o muchos, pero no todos son los más apropiados. ¡Hay que saber discernir!»
Nunca el yoga tendría que convertirse en un medio para cultivar la estampa del campeón, afirmar el orgullo espiritual (que es sin duda el peor) y pronunciar el narcisismo, estimular el sentido de la competición o el de jactarse de ser más flexible que el otro y contentarse con convertirse en un llamativo contorsionista. Pero, claro, muchos se prestan a dar lo que vende, lo que demanda esta sociedad enfermiza de ego y poder, tendente siempre a lo aparente y no a lo real, a lo superfluo, y no a lo esencial.
El yoga es un patrimonio espiritual de la humanidad, aunque muchos se empeñen en ser como mercaderes en su puesto en el ‘mercado espiritual»‘ desgañitándose para vender una ‘enseñanza’ que nada tiene que ver con el yoga genuino. ¿Por qué le llaman yoga si no es yoga? Es como llamarle al juego de damas el juego del ajedrez, cuando no lo es.
Ramiro Calle es pionero en la enseñanza del yoga en España y fundador del Centro Shadak.