El dulce debe ser el sabor predominante en nuestra dieta. Sin embargo, no todos los alimentos de sabor dulce producen el mismo efecto ni sirven por igual para conformar una dieta saludable. ¿Qué tipo de azúcares son adecuados para el organismo humano? Escribe Àgnes Pérez.
Desde que empezaron a aparecer en los paquetes de alimentos sus propiedades nutricionales, la palabra carbohidrato abarca tanto el azúcar refinado como otros carbohidratos integrales. El azúcar refinado proporciona lo que los especialistas en nutrición describen como calorías vacías. Además, drena y extrae vitaminas y minerales del cuerpo por las demandas que su digestión, desintoxicación y metabolismo producen.
La glucosa es un azúcar que se encuentra generalmente con otros azúcares, en muchos de nuestros alimentos principales. La glucosa está también siempre presente en nuestro flujo sanguíneo y a menudo se la llama azúcar sanguínea.
Es importante no confundir los glúcidos de los azúcares refinados (azúcar blanco y azúcares contenidos en pasta-arroz y demás cereales refinados), que al ser asimilados rápidamente por nuestros organismos provocan una subida abrupta del nivel de azúcar sanguínea y también una bajada en picado, produciendo un efecto fisiológico y emocional “de montaña rusa”, con los glúcidos de los carbohidratos complejos que necesita nuestro organismo. Éstos se encuentran en los cereales integrales, las legumbres y verduras dulces y nos ayudan a mantener una energía estable, es decir, sin subidas ni bajadas extremas a lo largo del día.
Si se consume azúcar refinado todos los días, se produce una condición excesivamente ácida en el cuerpo, y se necesitan cada vez más minerales para tratar de rectificar el desequilibrio. Finalmente, con objeto de proteger la sangre, el organismo extrae tanto calcio de los huesos y dientes sobreviniendo al final una debilidad general que también puede dar lugar a la desmineralización ósea (osteoporosis).
A nivel mental el consumo excesivo de azúcar produce dispersión, falta de concentración, sensación de “estar en las nubes”. En las bajadas de azúcar pueden aflorar una sensación de depresión e incluso pensamientos negativos.
La mayor repercusión de la ingesta de productos refinados en el organismo es la hipoglucemia, la cual generalmente se traduce en sueño después de comer, el típico bajón a las 11 h de la mañana o cambios emocionales fuertes, que son debidos a los altibajos en el nivel de azúcar. Cuando éste está por los suelos, da frecuentemente dolores de cabeza, mucho frío, ansiedad irresistible de comer dulce…
Algunas causas de la hipoglucemia:
- Trabajar muchas horas sin comer, desgaste y cansancio.
- Una noche sin dormir o dormir poco.
- Trabajos muy intensos, con un ordenador, que requieren mucha concentración.
- Cuando comemos grasa animal, huevos, queso duro, pollo, marisco, atún, gambas, langosta, salmón, pescado ahumado, pan tostadas, galletas, galletas de arroz, estos alimentos contraen el páncreas, y entonces los niveles de azúcar bajan, lo que nos hace sentirnos más atraídos por alimentos con azúcar y queremos helados, chocolate, cerveza, café, alcohol…
- Falta de frescura en la alimentación.
- Vida sin dulzura, una vida demasiado amarga, seria, dura, no nos da suficiente azúcar y buscamos compensación en la comida.
¿Cómo sustituir el azúcar?
El primer paso básico para equilibrar el nivel de azúcar en la sangre y crear una energía estable es eliminar de nuestra alimentación los productos refinados, sustituyéndolos por cereales integrales bien masticados (la descomposición de los carbohidratos empieza en la boca) en todas nuestras comidas diarias que contribuye a reducir notablemente las apetencias por los dulces y a equilibrar el bazo-páncreas.
Para erradicar el consumo de azúcar, el truco más útil que puedo dar es dejar de tomar al mismo tiempo carne y el exceso de sal. La carne y la sal (que son contractivas) causan un poderoso antojo en el organismo para ser equilibradas por su opuesto -algo muy dulce, y expansivo, como fruta o azúcar-. Al cambiar la carne por proteínas vegetales (legumbres, tofu, seitán, tempeh) y al tomar carbohidratos complejos (arroz integral, cebada, mijo, avena, centeno, trigo y sus derivados como el cus-cús, bulgur, pasta integral), se reduce el deseo de un dulce al final de la comida y también entre comidas. Cuanto más se utilizan las proteínas vegetales en lugar de las animales, más fácil resulta olvidarse del azúcar, pasteles, y demás. Es importante incluir en todas las comidas platos de sabor dulce cocinados con verduras dulces como la cebolla, calabaza, zanahorias, chirivías o endulzados con fruta seca (pasas, orejones, ciruelas pasas, dátiles…). Es también imprescindible comer verduras de hoja verde todos los días, al vapor, escaldadas, crudas o prensadas.
¿Con qué endulzar?
Los edulcorantes más equilibrados son las melazas de cereales (de arroz, cebada, maíz y cebada, kamut…), de sabor suave y muy apreciadas por las personas que prefieren sustancias que no endulcen demasiado; la fruta seca, que dará un toque especial tanto a platos salados como a pasteles y tartas; la fruta en compota, que se puede cocinar junto a fruta seca; o la stevia (mejor en hoja), que se puede usar también en la elaboración de repostería y en la cocina cotidiana. La ventaja de la stevia es que no tienen calorías y que su dulzor es 20 ó 30 veces superior al azúcar. También son valoradas sus propiedades reguladoras de la glucosa en casos de diabetes e hipoglucemia.
Para terminar, os dejo un delicioso remedio para relajar el páncreas, una vez hayáis empezado a sustituir el azúcar por dulces naturales: el caldo de verduras dulces.
Ingredientes:
- 1 taza de cebolla cortada a láminas
- 1 taza de calabaza cortada a cubos
- 1 taza de zanahoria cortada a cubos
- 1 taza de col cortada a ½ lunas
- 8 tazas de agua
Elaboración:
Poner a hervir las verduras en el agua durante 20mn sin tapar.
Apagar el fuego y colarlas.
Tomar el caldo a modo de té 2 veces al día.
Con las verduras se puede hacer compota de verduras dulces.
Agnès Pérez dirige la Escuela Macrobiótica Ca L’Agnès (Cubelles-Barcelona), donde pasa consultas y da cursos de cocina. Es profesora certificada de Yoga Iyengar®.
Contacto: agnesmacrobiotica@gmail.com.
Más información: http://agnesmacrobiotica.blogspot.com.es/