Bernie Glassman y Jeff Bridges: La Duda y el Maestro Zen

2013-09-02

«La acción del amor es la acción correcta. Es tan simple como darle la mano a alguien que tropieza o recoger a un niño que ha caído al suelo. Tomamos estas acciones como un hecho natural, directo cada día, en nuestras vidas… Cada uno es simplemente la mejor respuesta posible a la situación del momento», dice Bernie Glassman. Por Koncha Pinós-Pey para Espacio MIMIND.

La duda y el maestro ZenEl maestro Zen Bernie Glassman es un pionero de renombre mundial en el movimiento del Zen americano. Es también un líder espiritual, un reputado autor, con gran éxito académico, con un doctorado en matemática aplicada. Es el fundador de los Zen Peace Makers.

Después de haber pasado décadas enseñando Zen y trabajando en el budismo socialmente comprometido, desde los años 70, ahora está sirviendo en proyectos socialmente comprometidos en todo el mundo. Su agenda internacional recoge talleres intensivos, conferencias y visitas. Pero lo más destacado son “los viajes al terreno”, para servir como agente pacificador en todos los puntos calientes del planeta.

En su último libro compartido con el oscarizado Jeff Bridges, La Duda y el Maestro Zen, Roshi Bernie Glassman ofrece un íntimo retrato sobre las relaciones entre un estudiante y un maestro, una suerte de compendio entre vida espiritual y filosofía budista. La Duda y el Maestro Zen captura el diálogo vital entre aquellos que buscan decididamente alcanzar la iluminación, reflejando la importancia de dar visiones apropiadas en un mundo difícil. He leído este libro durante mis vuelos de este verano, y he de deciros que me resulta impresionante. Creo que es un libro que te cambia verdaderamente la vida.

En los primeros capítulos del libro Bernie dice: “Pensar no es el problema, sino esperar un resultado determinado, porque queremos que la vida sea perfecta. Podemos llegar a estar tan obsesionados que ya no hacemos nada sin un objeto… Estamos atrapados en las expectativas, en los archivos adjuntos que nos comprometen con un resultado final”.

Es un libro que habla de dos personas que viven una buena vida con compasión y felicidad… y, lo más importante, con mucho sentido del humor. No hace falta que hayas visto el Gran Lembowski para disfrutar. Jeff Bridges explica su fascinante carrera como actor y cómo se utiliza el desapego en Hollywood. “Algunos días de mi carrera han sido buenos, otros muy buenos y otros no tan buenos… y no hace falta hacerle caso a si el día es bueno o malo, solo hay que actuar”. Jeff nos explica cómo poner en marcha la mente del no-apego, y cómo el piloto automático nos hace entrar en las cosas y acabar en sitios donde no queremos ir.

Conversaciones entre amigos

No es un libro de pretendida autoayuda, eso ya no está de moda en Estados Unidos, ni tampoco pretende venderte Zen. Esas visiones son erróneas. Simplemente es un libro lleno de observaciones y conversaciones entre dos amigos que nos cuentan cómo ha sido su vida y cómo han percibido las cosas desde la impermanencia. Aceptar las cosas como nos vienen, sin expectativas es mejor que seguir frustrado.

Cuando le preguntaron a Glassman porque había decidido hacer un libro con Bridges, dijo que “porque es normal, no es alguien que quiera ser especial. Ya es famoso. Es cómico, abierto y muchas personas le escucharan. Es un tipo liberal, sin tener que ser pretendidamente Zen, o estar a favor de la causa tibetana”. Bridges se sintió desafiado por un maestro Zen que no tenía ninguna expectativa y no era nada formal.

Antes de ser un maestro Zen, Glassman era matemático e ingeniero y trabajaba en la industria aeroespacial, hasta que dio el salto al Zen. Porque básicamente observó que todo en la vida era Zen. Todo lo que hacemos, todo lo que llamamos acción, es la intención de vivir en el mundo sin sufrimiento y sin causar daño a otros, pretendiendo aliviar nuestro propio dolor sin crear más sufrimiento.

Glassman se entrenó con el legendario maestro Zen Maexumi Roshi, quien trajo el Zen a Occidente. Bridges nos cuenta que cuando se medita se hacen simplemente ajustes para volver al espacio del “ ser” y eso es lo mismo que hace un actor. Le toca hacer una escena, luego otra, y otra, y cada vez va haciendo ajustes hasta llegar al espacio del momento presente.

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