Se niega a quedarse en la seguridad de la esterilla o a escapar de la realidad sobre ella. Yoguini y activista de Off the Mat into the Word, Suzanne Sterling cree que la conciencia y el compromiso con la verdad que aporta el yoga deben extenderse a la politica, para crear cambios positivos en el mundo. Por Koncha Pinós-Pey para Espacio MIMIND.
Suzanne Sterling es una de las fundadoras de Off the Mat in to the World (Fuera de la esterilla, dentro del mundo). Utiliza el poder del yoga para inspirar conciencia y activismo sostenible que enciendan el cambio social. Es también una reputada música. Su estilo es único y tiene un recorrido vital apasionado desde el corazón de la creatividad hasta la auténtica conexión con la fuente del yoga y del servicio: la alegría. Desde 2007 lidera el activismo mundial a través del yoga junto con Seene Maiz y Hala Khouri.
La práctica del yoga implica una investigación profunda sobre nuestros cuerpos y nuestras mentes, lo cual acaba cambiando nuestros pensamientos, nuestras acciones y por tanto nuestros destinos. Lo que a su vez transforma el mundo. El compromiso de Off the Mat… es crear y mantener una comunidad de yoguis y activistas conscientes. «Somos más poderosos juntos que separados. Nuestro éxito en crear un cambio positivo en el mundo depende de nuestra capacidad para colaborar y apoyarnos unos a otros en la comunidad».
¿Votar es una parte importante de ser yogui?
Yoga es una práctica auténtica que te confronta activamente con los condicionamientos, las dependencias, las tensiones y los mecanismos de defensa que mantienen a salvo a tu precioso ego, y que nos separan de nuestra genuina naturaleza intrínseca: “la bondad incondicional”. Al desentrañar las capas de nuestro comportamiento condicionado -personal, cultural, religioso, social, etc- lo que se revela es un auténtico ser que tiene sus raíces en la verdad, en el bienestar y la conexión con los demás. Si haces yoga para escapar de tus problemas, de la rutina diaria, del sufrimiento del mundo, entonces construirás argumentos en contra de la política, alegando que el yoga es solo terreno de la espiritualidad. Para muchos la esterilla es un consuelo en un mundo lleno de caos, un lugar seguro, una zona de confort frente a la imprevisibilidad de la vida.
En la actualidad hay más de 25 millones de practicantes de yoga en Estados Unidos, y para la mayoría lo más coherente con esta práctica es alejarse de la cultura del consumo y la sobrecarga de información e ir hacia un camino inspirado de propósito y servicio al mundo. Lo primero que hace el yoga es enseñarnos a pensar y a estar en quietud, a tener perspectiva, desde el silencio.
¿Y…?
Pero eso solo es la primera etapa del viaje evolutivo que el yoga proporciona. La segunda es la utilización de los recursos de la respiración y el cuerpo para la introspección, autoindagación y el trabajo a través de nuestra más profunda tensión, nuestro dolor tanto emocional como psicológico. A medida que avanzamos a través de nuestros traumas y neurosis, salimos con mejores herramientas para navegar por la vida. Esto implica que nuestras relaciones son más auténticas.
Hace siete años tres socias fundamos Off the mat in to the world para apoyar directamente a la comunidad del yoga a ver tanto los desafíos como las oportunidades que nos ofrecen estos tiempos, utilizando nuestras herramientas y valores como yoguis para efectuar directamente los cambios positivos que pudieran afirmar la vida en este mundo.
El año pasado pusimos en marcha una iniciativa llamada Yoga Votes, que tiene como objetivo fomentar el diálogo dentro de la comunidad del yoga acerca de cuáles son nuestros valores y cómo podemos llevar, con nuestras herramientas de yoga, cambios sociales a los procesos políticos del país.
¿La idea de mezclar la práctica espiritual con la política no es problemática?
Puede parecerlo, sí, pero como yoguis que somos, por definición no tenemos más remedio que explorar el territorio de la verdad. Yoga es literalmente unión, estamos comenzando a comprender las implicaciones reales y prácticas de ser un yogui. Incluso aunque quisiéramos separarnos o ignorar la situación del mundo, lo cierto es que estamos asistiendo a nuestra propia existencia y a los efectos que esto puede tener en el mundo, ¿no es cierto?
Nos afectan directamente las prácticas agrícolas en el mundo, el uso de los recursos básicos, los niveles de pobreza, las políticas de educación, del agua, del clima y de desarrollo del comercio. Votamos con nuestro dinero, y cada vez que tomamos una decisión a lo largo del día estamos votando. Así que en un sentido muy real ya votamos cada día con nuestros valores. Esa es la “política real”… La pregunta es: ¿estamos haciéndolo consciente o inconscientemente?
Hemos visto a través de nuestro trabajo como yoguis que el yoga puede dar testimonio del sufrimiento más profundo en el día a día. La conciencia trae siempre una profunda transformación. La conciencia de nuestras decisiones y el saber qué sucede en el mundo son la única manera que tenemos de saber cómo situarnos frente a los hechos. Al comenzar a sanar y asumir las responsabilidades de nuestras propias heridas y patrones, podemos utilizar el increíble privilegio de convertirnos en creadores conscientes del cambio sanador en nuestras comunidades, nuestras políticas nacionales y en nuestro futuro global.
Si la práctica del yoga funciona, entonces ese contacto contigo mismo te va a dar la capacidad de estar presente y no obsesionarte por el futuro o el pasado. Cuando tengamos más presente, notaremos que somos una red de fuerzas. No podemos huir de la conciencia y del hecho de que vivimos en una sociedad que tiene formas y se influencia por ellas. Y una de esas formas es la fuerza política. Si nuestra práctica de yoga nos ayuda a estar más presente y auténticamente comprometidos, entonces es una extensión natural de la conciencia política y de la participación.
Entonces ¿debe de comprometerse un yogui políticamente?
Si un yogui no debe comprometerse políticamente, entonces ¿quién es? ¿Qué está haciendo en la esterilla? Las personas que tienen una práctica personal son responsables de sí mismas, y quiénes mejor que esas personas para tomar decisiones. ¿Quiénes mejores para participar en la elaboración de las políticas que las personas que cultivan un sentido de conexión con la unidad y con el todo? ¿Quiénes mejores que tú, yogui, para hacer política?
¿Entonces Trikonasana es una forma de resistencia?
Yo creo que yoga y política son una buena combinación. El Bhagavad Gita nos enseña a vivir en este mundo y a luchar por lo que es correcto. También nos enseña a no crear vínculos ni expectativas con los frutos de nuestros esfuerzos. Eso no significa no actuar; hay que actuar. Cuando tenemos que ocupar una calle meditando lo hacemos; cuando hay que detener el tráfico para hablar del consumo a los conductores, lo hacemos. Y cuando podemos usar el poder del yoga para unir a la comunidad, lo hacemos… porque la comunidad son votos.
¿Sabe que eso que dice es muy revolucionario?
Claro, es genial practicar yoga para relajarte y sentirte bien, pero ¿y después? ¿No ves las noticias? El yoga es una fuerza política y yo he tomado la decisión consciente de vivir en este mundo activamente y no quedarme en una cueva a meditar para alcanzar el samadhi.
Yoga y política es una combinación poderosa. Si queremos vivir en un mundo libre de violencia, egoísmo y codicia, debemos trabajar desde dentro hacia afuera en algo más real y sostenible. El uso del yoga para promover un mundo de paz no debe asustarnos; debe ser una parte integral de nuestra vida cotidiana.
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