Master Class/ Las cualidades del aspirante a profesor

2013-07-15

Esta es una nueva entrega de la sección Master Class, cuyo objetivo es profundizar en las técnicas, recursos y enseñanzas del yoga.  Se realiza en colaboración con los expertos de la Escuela Internacional de Yoga, uno de los centros de formación de profesores más prestigiosos de España. Hoy interviene Mayte Criado.

Profesores

Mayte Criado es fundadora de la Escuela Internacional de Yoga, con una experiencia de diez años en formación de profesores. Posee la certificación de la Yoga Alliance como formadora de profesores de yoga, y es delegada en España de The World Community of Indian Culture and Tradicional Disciplines, miembro de la junta directiva de la Federación Europea de Yoga y presidenta de la Federación Española de Yoga Profesional.

Cita Mayte Criado tres cualidades del practicante que quiere ahondar su profundización en el yoga a través de la formación: la actitud de apertura, el sentido común y el compromiso personal. “Alguien que empieza una formación de yoga (o incluso un curso de práctica) es evidente que no viene como el que va a estudiar informática a una escuela. Intuye que va a reflexionar, a vivenciar y a estudiar cosas que repercutirán en su vida, en su salud, en su mente, en sus pensamientos y actitudes. Esa persona ha de estar, pues, abierta a que lo que aprenda se integre en su vida”.

Por tanto, la formación en yoga es la profundización del proceso de autoindagación que comienza con la práctica. La disponibilidad, motivación y compromiso para ese autoindagación es primordial.

La llama debe estar viva

No puedes, desde el ámbito del yoga, transmitir conocimientos sin más. “Un alumno que va a clase de yoga va con una antena especial  -explica Mayte-, una parte de sí activada que busca algo que intuye que el yoga le puede dar. Ese ‘algo’ no está en los manuales de yoga sino en el propio profesor, en su respiración, en su tono de voz, en su modo de comportarse, en sus movimientos, en su mirada, en sus células, en lo que hay dentro de él. Y también en sus palabras”.

Y el alumno, que tiene la antena activada, capta inmediatamente si hay algo de lo que está buscando en la persona que está dando la clase o bien es un sucedáneo de profesor que ha estudiado pero no tiene dentro esa llama que debe estar viva.

De hecho, todos conocemos a profesores buenos vivenciadores de yoga que técnicamente son nefastos y aun así tienen muchos alumnos, porque poseen ‘eso’ que las personas van buscando, esa parte del alma. Y cuando sales de esa clase te sientes más sanado, más transformado, más aliviado. Como también hay ejemplos de lo contrario, profesores con mucha técnica y nula profundidad. “Y también tienen alumnos”, concluye Mayte Criado.

Papel de la disciplina

“Disciplina” es una palabra que nos da calambre a los seres humanos, porque está muy contaminada en nuestra cultura. “Y, sin embargo -dice Mayte Criado- en el yoga y en cada cualquier otra cosa que hagamos en la vida la disciplina resulta la clave. Disciplina es compromiso contigo mismo, esfuerzo. No conozco a nadie que haya conseguido algo en la vida sin esfuerzo, sin cierto sacrificio (otra palabra maldita) y sin disciplina”.

La diferencia entre quien consigue lo que se propone y quien no lo logra esta en ponerse a hacerlo. Y pare eso se necesita disciplina, esfuerzo, voluntad, resolución. “En yoga eso se llama tapas”, puntualiza Mayte.

Y hablando de tapas, los Yamas y Niyamas son la base del yoga y de cualquier camino espiritual porque son valores y resortes universales, la llamada filosofía perenne. “Están en la base de cualquier religión. El valor de la no violencia no es del yoga; es un valor universal que el yoga supo, hace muchísimos siglos, reconocer como el valor más importante para preparar el camino espiritual. La no violencia, el ser honesto, la aceptación, la voluntad, el no robar, el no desperdiciar la energía. Pero estos valores universales y vivenciales o se viven o no valen”.

Disciplina, tapas, que algunos practicantes pueden llevar al límite, al reto, al exceso. “Una cosa es la disciplina con coherencia y consciencia y otra la autoflagelación, que quizás obedezca a pautas psicológicas dañadas. Todas las personas tenemos partes que tenemos que sanar y que nos llevan a autoexigencias excesivas. Evidentemente, el yoga cumple una parte terapéutica, de sanar determinadas pautas, limpiarlas, en relación a este tipo de patrones que están que nos llevan al sufrimiento”.

“Pero incluso un yogui experto puede instalarse en un lugar dañino, autoexigente, inflexible, autoflajelador respecto a sí mismo, que está lejos de lo que el yoga propone que es ecuanimidad, equilibrio, armonía, el camino del medio que dijo Buda tan gráficamente”. Entonces surge la necesidad de trabajar esa parte que está rígida y dañada.

El yoga no es evasión

Mayte Criado recuerda que un amigo suyo yogui suele decir: “Antes del camino espiritual va la terapia”. Porque a veces, sobre todo hoy día que está de moda, el camino espiritual sirve de tapadera y de evasión para este tipo de patrones neuróticos que no conseguimos resolver ni sanar. Y ya tenemos todas las excusas para aumentar nuestra rigidez, para rechazar a determinadas personas o sectores, o para no trabajar o demasiado.

“Este es el gran peligro de la espiritualidad, y hay que tener mucho cuidado. Aunque el yoga puede tener un parte terapéutica muy importante y la mayoría tenemos cosas que transformar y sanar, si realmente dentro de ti hay un conflicto o un daño importante, conviene que sea previamente limpiado y transformado, pues el peligro de que el propio camino te lo esconda o te nuble la vista es muy grande”.

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