Lucas se sienta en mi consulta llorando, está a punto de perder a su mujer y a su hijo. Ellos no sienten que les ame y que sean prioritarios en su vida. Él lleva años trabajando y no está «atento» al sentir de ellos. Por Koncha Pinós-Pey para Espacio MIMIND.
¿Das realmente valor a las relaciones más importantes?, le pregunto. No puedo -me dice-; a veces me cuesta organizar mi mente, no puedo decir que no a los clientes, o a trabajar en algo nuevo, y así poco a poco acabo enredado, sin saber qué era “lo prioritario”. Luego me siento fatal con ellos, con los otros, y conmigo… Soy un desastre.
Este es uno de los casos claros donde el mindfulness puede ayudarnos a priorizar porque no somos capaces de dar valor a lo profundo y se lo damos a lo superfluo. Eso es porque no prestamos atención a lo fundamental. Creo que la calidad de vida está íntimamente ligada a la calidad de las relaciones con las personas más cercanas. La mayoría de nosotros probablemente sabemos que contamos con una hermosa variedad de personas en diferentes niveles y planos de nuestra existencia.
Algunos son conocidos ocasionales, otros solo los conocemos porque nuestros caminos se cruzan durante un tiempo, y luego desaparecen. Ya que no podemos elegir a todas las personas que nos encontramos durante el transcurso de nuestra vida, sí es verdad que podemos enfocarnos a aquellas a las que queremos mantener en la misma. A esas personas las llamamos amigos especiales.
Pero las amistades también viven en diferentes planos. Déjame que te pregunte algo: ¿Cuantas amistades tienes realmente? ¿Cuántos de ellos son muy buenos amigos? ¿Tienes un «mejor amigo»?
Hay un punto que enlaza estas tres preguntas. ¿Puedes verlo?
El punto de atención plena es que las amistades tienen grados. Todos son importantes, pero algunos son más importantes en momentos especiales. Unos cuantos amigos son muy importantes. Sé que puede parecer obvio, pero mucha gente no puede pensar en esto con lógica, ni mucho menos articularlo. Si solo hay unas pocas relaciones que son preciosas, pocas relaciones son importantes o extremadamente importantes en nuestra vida.
¿Qué significa eso? Que tenemos que dar prioridad a esas relaciones especiales.
Nuestras acciones y palabras deberían enviar un claro mensaje a esas personas que son realmente importantes para nosotros. Uno de los problemas más comunes que veo en las relaciones que quienes acuden a mí en consulta es que las personas simplemente asumen que su amigo, compañero, pareja o hijos de alguna manera “ya saben” cuanto les quieren. ¿Pero ellos lo saben?
Una relación importante o significativa implica presencia plena, no sucede por accidente, tiene que ser construida y mantenida. Una estrecha relación también merece nuestro tiempo y energía. Porque nada en el Universo se pierde sino que se transforma. Si damos una relación por sentada, tarde o temprano, si no invertimos en ella, se acabará. ¿De dónde sale la frase “No sabía lo que valía esa persona hasta que la perdí»?
Medita en tus relaciones más cercanas
Asegúrate cada día de que la forma de tratar a estas personas especiales es exactamente lo que tú quieres que sea. Asegúrate de que tus expresiones, palabras y acciones están en armonía con el corazón y que no estás enviando señales equívocas que acabarán arruinando el vínculo.
Si la persona más significativa de tu vida es tu compañero o tu hijo, pregúntate cuánto tiempo has estado últimamente con ella o con él. El otro tiene que sentirlo, no tiene que asegurarse de que le amas porque sabe que es una prioridad en tu vida.
En las relaciones como en el trabajo hay que escoger calidad sobre la cantidad. Parece más fácil poner un hombre en la luna que vivir con él cada día. ¿Por qué creo eso? Muy fácil; mandar a alguien a la luna no implica un gran compromiso constructivo, pero vivir con él cada día es mucho más difícil.
Si quieres disfrutar de los beneficios de una verdadera relación íntima y significativa aplicando los principios del mindfulness, tienes que hacer un compromiso total con tu autenticidad. No tiene nada que ver con la fidelidad o la lealtad al otro. Sé que es un pensamiento aterrador, que nuestra felicidad depende de ser genuino. Pero simplemente no podemos tener felicidad sin autenticidad personal. En realidad, el compromiso es algo que surge como principio liberador de la mente, cuando uno está en paz. Y dice al otro: aquí estoy, no importa para qué, no tengo estrategia de huida ni miedo… Estoy pleno viviendo el momento.
¿Por qué escribo esto?
Realmente tengo dos razones. Una de ellas, como he dicho, se debe a que me gustaría reconocer a todas las personas que me han ofrecido calidad en las relaciones a lo largo de mi vida, y agradecerles cómo contribuyeron a mi felicidad.
Sé que hay un montón de dificultades en las relaciones: la falta de compromiso es la principal. Animo a todos los Lucas que lean este texto a que hoy “prioricen lo fundamental de sus vidas”.
La segunda razón es más personal. He pasado periodos en mi vida en que he trabajado muy duro, y he abandonado a veces a los que más amaba… Y quería estar segura de que la persona a la que amo, mis hijos y nietos saben que son mis prioridades y que todavía tienen un lugar en mi corazón. En realidad yo con este texto quería ir un paso más allá. Quisiera deciros que si tenéis una relación en vuestra vida que es prioritaria, no la perdáis, invertid en ella. Porque de ello depende vuestra felicidad y la de los que más amáis.