El yoga y el mindfulness pueden ayudar a los niños autistas. Se trata de una terapia innovadora desarrollada por Scott Anderson. Por Koncha Pinós-Pey para Espacio MIMIND.
Se acerca un niño con calcetines rojos y andando a cuatro patas. Otro mientras tanto se mueve e imita un ladrido de perro. A sus pies una niña respira mientras una invisible orquesta de muñecas bailan el yoga. Hay unos diez niños en esa clase especial que trabaja el yoga para el espectro autista. Cada uno participa desde su propio comportamiento en un programa denominado “autoestimulación”. Unos son montañas, otros son círculos del viento, otros el agua que salta en una cascada, ninguno golpea su cabeza contra el suelo. Solo veo rinocerontes ruidosos, tigres de clase media urbana, e infalibles árboles estables… Es la vida del yoga para estos niños y sus familias.
Sucede todo poco a poco. Cada estudiante, acompañado por al menos un familiar o voluntario, se sienta en las esteras. Empezamos por un masaje en los pies, y así drenamos el volumen de energía y estrés acumulado… La sala empieza a fluir. En cada alfombra los voluntarios y los padres utilizan sus propios cuerpos para presionar y masajear el cuerpo de los alumnos; los hacen girar siguiendo y respetando su propio ritmo.
El protocolo que desarrolló Scott Anderson se sostiene en cinco puntos: masaje de pies, activación por acupresión, giro en posición supina, reset del cuerpo y facilitación de la exhalación. Pero aunque existen estas instrucciones básicas en la clase -en mi experiencia práctica-, más bien los niños miran atentamente flotando en el silencio cuando lo necesitan. Se dejan caer ágilmente en el suelo, acunados por madres y voluntarios, que presionan sus hombros y pies.
Nadie teme a los sonidos que salen de los niños, nadie les dice no pintes una raya en el suelo o no te subas aquí; simplemente se les deja que se deslicen en el espacio.
No debería ocurrir pero ocurre que las personas que viven en el autismo se sienten confinados en un espacio pequeño, como si vivieran todo el día con luces brillantes y una acústica cavernosa… En este programa todo es diferente… hay calma y tacto, participación y respiración intencional, silencio meditativo… Hay mindfulness.
Terapia innovadora
Esta terapia de yoga y mindfulness, innovadora y de bajo costo, se ha implementado en la Salud Publica de los Estados Unidos desde 2008. Es una investigación y la culminación de un conjunto de conocimientos y experiencias que Scott Anderson ha experimentado a lo largo de sus 44 años. Es algo más que yoga físico, es algo más que meditación espiritual. Representa por sí mismo todo lo que ha llegado a conocer y a experimentar en la vida. Todo lo que a él le gusta que sepas del autismo.
«Muchas personas piensan que estar en un estado yóguico significa no tener metas -me cuenta Anderson-. Pero las personas sin objetivos, sin metas, son como un barco sin timón y logran muy poco en la vida. Si uno quiere hacer cosas en el yoga, tiene que tener metas… tiene que investigar».
Cada día Anderson medita 50 minutos. “Hay días en que mi mente está tranquila, llego a creerme iluminado. Pero hay otros días que tengo las mismas preocupaciones que cualquier humano. La atención plena me ha ayudado no solo a vaciar mi mente, sino a estar presente con ella”. Y también dice: “Lo más interesante de la atención plena en el espectro autista es que puede ofrecer una serie de prestaciones: estimula el sistema inmunológico, disminuye la ansiedad y baja el índice de frustración”.
Anderson practica una serie de yoga de 50 minutos más que varía cada día y en función de cómo se siente. Este método que él dice “sentir” es muy personal, y está basado en la alineación del corazón con las sabidurías antiguas.
Tiene la esperanza de que el desarrollo integrado de la práctica de yoga con mindfulness ayude a las personas a cumplir sus sueños y sus metas, a reducir el sufrimiento y a ser más felices. “No creo que hubiera llegado hasta aquí si no hubiese tenido hijos -nos cuenta-. Mis hijos no son autistas, pero a través de ellos he aprendido la fuerza y la inmutabilidad del amor incondicional. Y algunos de estos jóvenes autistas me han hablado al corazón de una forma tan clara que ha sido la demostración más rotunda de que el amor es la fuerza primaria de la atención plena. Y en mi terapia se trata de entrar en contacto con eso: con el amor».
Hoy en día, uno de cada cien niños diagnosticados con el trastorno del espectro autista genera un gasto de miles de euros cada año en gestión del diagnostico y tratamiento. Algunas familias se divorcian en el camino -un 80-90%-. Es un campo complejo, multifacético, pero una cosa es clara: el impacto del autismo en la familia tiene un coste muy alto.
Cuando se trabaja uno a uno con un individuo en una terapia de espectro del autismo, las familias tienen dificultades de afrontar los 60-80 euros que cuesta una hora de atención privada; es casi un imposible para ellas. Con la ayuda de las terapias de yoga y mindfulness, el protocolo se ha vuelto más accesible a todas las familias. Algunos estudiantes pagan 10 euros; otros si no pueden no pagan.Eso sí, los padres se comprometen mucho en el trabajo. El objetivo y la innovación de Anderson es formar a voluntarios que puedan ayudar también a las familias. Su trabajo es en el ámbito del “counselling comunitario”.
Beneficios
«No es que mi hijo haya mejorado totalmente -me dice una madre de un niño autista-. Pero en mi experiencia esto nos da herramientas para expresarle la profundidad de nuestros sentimientos hacia él. Una forma muy tranquila, muy dulce, muy serena y elemental de estar con nuestro hijo. Ha aumentado nuestra calidad de vida».
La terapia de mindfulnes y yoga ha sido avalada por un neurocientífico internacionalmente reconocido como es Richard Davidson, especialista en la fusión de la ciencia y la espiritualidad y en la compasión laica.
El yoga/mindfullness para autistas ha sido diseñado para responder a las necesidades específicas de las personas con un trastorno de espectro autista, incluyendo a las personas con trastorno de integración sensorial, el síndrome de Asperger, trastorno generalizado de desarrollo, autismo elevado y clásico. Además de los beneficios que comúnmente se asocian al yoga y al midnfulness, los chicos mejoran la fuerza, la flexibilidad, la respiración y la rutina positiva. Además destacamos de la experiencia que:
- Reduce el dolor.
- Reduce los episodios de agresión.
- Reduce las conductas obsesivas y autodestructivas.
- Controla la ansiedad y regulan las emociones perturbadoras.
- Fomenta las habilidades sociales.
- Desarrolla la empatía, alegría y hacer nuevos amigos.
Cuando un niño con trastorno del espectro autista practica puede sentirse más tranquilo y cómodo en su cuerpo, con menos dolor y ansiedad. Es por tanto más fácil controlar su comportamiento, aprender nuevas habilidades y disfrutar de las relaciones.
Las personas con autismo y sus familiares se sienten después de la sesión de yoga/mindfulness mucho más relajados y menos ansiosos. Cuando el cerebro no está en modo amenaza o lucha, la circulación sanguínea se estabiliza y se puede trabajar mejor la digestión de las emociones y la respiración. Hay una serie de ejercicios específicos para estimular el tracto gastro-intestinal y mejorar la eliminación.
En su esencia, el método que nos presenta Anderson tiene por objetivo profundizar en la conciencia espiritual. Muchos de los que trabajamos con niños con espectro autista, familias y personal clínico sabemos que nuestros estudiantes tienen dones espirituales sin explotar, inteligencias grandes. El yoga y el mindfulness son una oportunidad para que exploren su cerebro y lo compartan con su familia.