Entrevista con el Gurú Carlos M. García: «Trabajo para conservar los valores esenciales del yoga»

2013-05-30

Carlos Moisés recuerda que Gandhi, cuando le preguntaron, a su llegada a Inglaterra, qué le parecía el cristianismo, dijo: “Me parece maravilloso; el problema es que no veo a nadie que lo cumpla”. Esperemos, dice, que no nos ocurra lo mismo con el yoga, “porque a veces ves a profesores de yoga fumando, tomando alcohol o drogas”.

guru Carlos Moises Garcia

“Sin ánimo de meterme en el terreno de nadie -dice Carlos Moisés García-, yo estoy trabajando por conservar los valores esenciales del yoga, que además, atendiendo al yama y al niyama, son valores humanos fundamentales: la búsqueda de la verdad, de la no-violencia, el desapego, la alegría de vivir, el equilibrio, el autoconocimiento profundo… El yoga te lo plantea todo y de una manera organizada, para el desarrollo paulatino de ti mismo”.

Fotógrafo y editor de libros de fotografía, está especializado en fotografía de paisajes y de arquitectura. Ha colaborado con revistas nacionales y extranjeras como Altair, National Geographic, Terra… Ha realizado más de 40 exposiciones de fotografía y publicado más de una docena de libros de fotografía. Sus trabajos han recibido numerosos galardones nacionales e internacionales.

En la actualidad su vida es diferente a la de cualquiera. Carlos Moisés siguió una línea de formación y crecimiento humano en la institución internacional Red Gran Fraternidad Humana desde hace más de 30 años. Es profesor de yoga y meditación desde los años 70. A finales de 2008 recibió de manos de su maestro y guía, José Marcelli Noli, el grado de gurú, iniciando inmediatamente una etapa de peregrinaje “al servicio de la vida”, según se cuenta en su biografía). Hoy es Gurú de la Orden del Acuarius y también del Colegio Internacional de Profesores de Yug Yoga Yoghismo (de la Red GFU para la Fraternidad Humana).

¿Qué es la Red GFU, para quienes no lo sepan?
La Red Cultural para la Fraternidad Humana o Gran Fraternidad Universal nace en 1948, a partir de una propuesta del Dr. Serge Raynaud de la Ferrière planteando la necesidad de hacer un esfuerzo para conseguir el entendimiento entre los seres humanos y ayudar a trascender las limitaciones y diferencias de razas, de credos, de género, de culturas, de nivel de comprensión y de economías.

La Red GFU funciona como una organización cultural abierta, y difunde el yoga principalmente. El doctor De la Ferrière hablaba de que el yoga, a lo largo de los siglos, sería diversificado completamente, que entorno a algunos maestros se crearían escuelas y que sería necesario volver a la esencia del yoga, sin perder la diversidad de las escuelas. Y lo decía en los años 40, cuando el yoga no era apenas conocido.

La Red ha estado trabajando principalmente en América, luego en Europa. Actualmente está en 25 países, y difunde la cultura del yoga unida a la de la vida sana, el vegetarianismo, también algunas ramas de las artes marciales y otro tipo de actividades que ayuden a elevar la conciencia del ser humano.

¿Y la orden iniciática qué significa?
La Red va en paralelo a una orden iniciática cuyo símbolo es una cruz griega y de San Andrés en la que pone Orden del Acuarius, y que está concebida para la Nueva Edad o de Acuarius, que obedece a un movimiento astronómico que hace que la Tierra se vaya orientando ligeramente hacia las distintas constelaciones. Hay 12 constelaciones, y el movimiento de la procesión equinocial dura 25.920 años, lo que significa que aproximadamente estamos 2.160 años bajo la influencia de cada constelación.

Son tiempos muy largos, y sumergidos en ellos no nos damos cuenta, pero hace 2.000 años estábamos entrando en la Era de Piscis, que da la tónica de la fe, de la creencia, de la religión, y hemos vivido 2.000 años muy muy influidos por el pensamiento religioso, dogmático, incluso fundamentalista. Y Acuarius sin embargo trae la tónica de ciencia, de la tecnología, del conocimiento y también de la sabiduría.

Estamos ahora mismo en un proceso muy intenso de cambio de una era a otra, y eso hace que veamos a esta sociedad moderna demasiado revuelta porque hay muchos elementos todavía de las dos eras. Estamos pasando del pensamiento mítico o mágico, que es la religión, a un pensamiento científico. Para el doctor De la Ferrière el yoga es una ciencia espiritual pero ciencia, en el sentido de que es empírica, práctica. Más incluso que la filosofía, pues lo científico es comprobable y constatable y se ha pulido durante miles de años.

Y esa es la realidad del yoga, cuyos valores esenciales están muy al día respecto al ser humanos actual, que busca una autorealización, una experiencia directa de las cosas. Es lo que propone el yoga: una experiencia real a través de ti mismo, de tu cuerpo, de tu sentir, de tu mente y de una conexión más profunda, trascendental.

¿Cómo se enseña el yoga en la Red GFU?
En la RGFU se cobran unas cuotas básicas por las clases de yoga, pero no hay reparto de beneficios, todos esos recursos se van invirtiendo. Tenemos una red de ashrams, cuatro en Europa y 26 en América.

La orden es de inspiración iniciática y trascendente y utiliza el yoga como una herramienta fundamental para aquellas personas que quieran hacer un trabajo más profundo sobre sí mismas y también que quieran colaborar en el proyecto de difusión de esta filosofía. Los miembros de la orden somos vegetarianos, aplicando la propuesta del yoga que ahora en Occidente no está tan clara: ahimsa, o no-violencia, no lastimarte a ti mismo, ni a tus semejantes, ni a los animales ni a los vegetales. Los miembros de la orden tienen una colaboración activa con este proyecto, que es altruista, de voluntariado.

¿No cree que hablar de la orden suena un poco a secta? ¿Cómo responden a ese tipo de comentarios?
La órdenes iniciáticas han existido siempre, como las religiones y las sectas. A veces las sectas son religiones menores que trabajan difundiendo una doctrina o un sistema cerrado de creencias.

La orden como organización iniciática lo que promueve es una espiritualidad laica, y respeta además el pensamiento religioso de sus miembros, si es que lo tienen. Hay católicos, evangélicos, judíos, musulmanes, ateos… No propone un sistema cerrado de pensamiento, pero sí la búsqueda de una identidad personal a través de una experiencia espiritual, aunque no canaliza la mente de los miembros.

Nuestra orden de alguna manera tiene muchos elementos comunes con la orden de los esenios. Eran vegetarianos, formaban parte de la tradición hebraica pero conservando la esencia de esa tradición. Las otras ramas o sectas del judaísmo estaban muy radicalizadas, eran muy fundamentalistas. Los esenios trabajaban la medicina natural, cultivaban pequeños huertos, vivían en las orillas del Mar Muerto, hacían ayuno, oración, meditación.
Asociarnos con lo sectario quizás hoy día sea inevitable. En Europa a veces hay muchos prejuicios. El Papa Juan Pablo II declaró la guerra a las sectas, y organizaciones muy influidas por el Opus Dei, cuando había algún problema en alguna secta, hacían un comunicado y metían a todo el mundo ahí. Alguna vez también a nosotros.

Llevamos en España casi 40 años, y nuestro trabajo está ahí. Todavía nadie nos ha puesto una demanda ni reclamación.

Ahora hay una tendencia al yoga más light, en parte como adaptación a los gustos de los más jóvenes, poco receptivos a los aspectos más ortodoxos del yoga y quizás más al márketing. ¿Ustedes evitan precisamente esa adaptación?
Creo que el acceso al yoga debe ser fácil; no hay que crear una ciencia esotérica o complicada. En nuestras clases de yoga a veces he visto conviviendo personas de 80 años y menores de edad. La idea es que el yoga pueda ser presentado como una disciplina social; ahora bien, la idea en nuestro caso también es mantener la esencia del yoga, sus fundamentos.

Nosotros proponemos utilizar el yoga sin llevarlo al terreno comercial. Tratamos de ser consecuentes con nuestra filosofía y difundimos el yoga como una tecnología física, emocional, mental y espiritual. Eso es menos popular, pero aun así trabajamos en muchos lugares. Nuestro colegio internacional de profesores del yoga tiene ya mil miembros en diferentes países, y pretendemos mantener esa línea. Lógicamente nuestros profesores de yoga cumplen con los fundamentos éticos, yama y niyama, y dedican una parte de su tiempo al karma yoga.

Yo, por ejemplo, a lo largo de mi vida estuve 30 años colaborando en este proyecto, y sin embargo tenía mi trabajo. Todo lo que hice en el yoga fue desinteresado, tanto las clases que di como los profesores de yoga que formé, con esa idea de la filosofía oriental y de algunas tradiciones de devolver lo que has recibido, como un legado, como una herencia. Es el legado del yoga , ciencia sagrada que nos ayuda a ser mejores, a estar más sanos, a ser más felices, a conocernos y comprenderlos mejor.

¿Cómo sucede esa transformación, de ser un fotógrafo interesado por la naturaleza y el arte, a gurú de la Red GFU?
Empecé a practicar yoga a los 21 años, en la época en que hacía el servicio militar, que era obligatorio. Ese ambiente franquista de entonces que me agobiaba un poco, yo sentía que tenía que haber algo más. Me gustaba mucho la naturaleza, y había pasado mucho tiempo en una finca agrícola de mis abuelos en Galicia. Cuando me trajeron de niño a Madrid, recuerdo que lloraba en la puerta de la casa. Me eduqué en un colegio de hermanos maristas y el ambiente me resultaba muy asfixiante, me parecía todo muy incoherente y estaba todo muy marcado por el pensamiento religioso. Así que yo pensaba que tenía que haber algo más. Después de viajar por varios países europeos me di cuenta de que la democracia, que tanto se echaba de menos en España, no hacía mejores a los seres humanos, aunque tenían más libertad.

Un compañero del servicio militar me empezó a hablar del yoga, me invitó a una clase. Empecé a practicar en Murcia y luego conocí al maestro Estrada, maestro de mi maestro, y me hizo ampliar mi visión del mundo tanto a nivel interno como externo. Al poco empecé a formarme como profesor de yoga y luego a dar clases en Murcia y otros lugares de España.

Treinta años más tarde, ya con 52 años, mi maestro, José Marcelli Noli, me propuso para continuar el camino como gurú y acepté.
Hay distintas líneas de gurús en la tradición oriental, pero fundamentalmente el gurú es una persona que en algún momento de su vida, cuando tiene una experiencia, abandona su vida personal y se dedica a compartir. En la tradición antigua era un satyasin que andaba por los caminos compartiendo su experiencia con otros seres humanos y viviendo de lo que la gente le daba.

¿Y cómo viven los gurús hoy?
Los gurús en nuestra línea son algo parecido. Viajamos, ahora en tren, en avión o autobús. Pero seguimos viviendo de la misma forma: no cobramos nada por lo que hacemos, normalmente la gente nos invita a comer y a dormir; recibimos alguna pequeña ayuda pero nuestro trabajo es desinteresado. Y en nuestro caso tratamos de unir la tradición oriental con la occidental.

El Gurú tiene una fase inicial puramente de satyasin, en la que peregrina y no puede tocar el dinero,ni tarjetas de crédito, ni puede pedir nada. En realidad la vida te va llevando de un lugar para otro. Tienes que renunciar a todo lo que tienes, incluso a tu propia familia. Y luego cuando tu maestro te confirma como gurú, ya no tienes voto de castidad ni de no tocar el dinero, pero tu vida no cambia.

¿Ya no tiene usted esos votos?
No, incluso he pasado unos días disfrutando de mi nieta. Esa etapa previa en realidad es una etapa como de prueba, para ver si puedes vivir así, sin nada. Y es sorprendente porque de un día para otro lo dejas todo, hasta la ropa, que ya no es tuya, y no sabes a dónde vas a ir a parar. Pero es una etapa muy bella, porque los occidentales estamos acostumbrados a tantas cosas que te piensas que nos vas a poder vivir, pero siempre la vida te va atendiendo. Hice todo mi peregrinaje en América, desde Norteamérica hasta el cono sur, y viajaba sin un céntimo.

¿Cómo hace para que la gente le acoja, tiene que ir explicando quién es?
La gente te trae, te lleva, te invita. No vas diciendo quién eres pero como vas vestido de esta forma y con el cabello largo (la tradición aconseja no cortarlo), mucha gente te pregunta. Y cuando hay una necesidad, la vida trata de cubrírtela: no me he muerto de hambre, no he pasado sed. Es muy curiosa esa relación que se establece con la vida.

Pero aparte de curiosidad tiene que haber una llamada muy intensa. En su caso, ¿cuál es la fuente de esa motivación tan fuerte?
Eso nace de la experiencia y de la tradición del yoga. En ellas, es una piedra angular la figura del maestro y el discípulo. Y la vida del maestro, a partir de cierto momento, deja de ser prioridad para él en favor de que lo sea la vida de los demás.

Ser gurú o maestro no es algo para todo el mundo, ni para cualquier época, sino normalmente para la etapa de madurez. Has desarrollado tu parte humana, has vivido, has acertado, has fracasado, y tienes la experiencia del yoga de la vida. Entonces puedes plantearte en la última etapa dela vida hacer algo diferente. Por ejemplo, yo, en vez de ser un jubilado que anduviera por ahí en una autocaravana, viajando y tomando fotografías, ando igualmente de un lado para otro, aunque sigo llevando mi cámara…

¿Sigue haciendo fotografía?
Sí, pero ahora no tengo un equipo sofisticado, sino una máquina sencilla. Pero me sigue gustando mirar el mundo, que es maravilloso.