¿Crees que meditar es sentarte en una postura incómoda sobre un zafu hasta que te aburres o hasta que se te duermen las piernas? Pues te sorprenderá saber que es posible meditar mientras paseas, conduces o friegas los platos. Escribe Beatriz Lozano.
La meditación consiste en darse cuenta de cada pensamiento y de cada sentimiento, sin decir nunca que está bien o mal, sino sólo observarlo y moverse con él. Por tanto, se puede meditar en tantas momentos a los largo del día que puede llegar a sorprender: mientras esperas en la parada del autobús, mientras estás haciendo cola, mientras escuchas a alguien, mientras conduces, mientras friegas los platos, mientras te lavas las manos antes de comer o incluso mientras comes.
Son esos momentos del día en los que puedes estar en estado meditativo, es decir, presente, consciente y en estado de observación. Diferenciando al observador de lo observado y sin identificarte con el objeto observado.
Meditar mientras escuchas
Una de las pruebas más fehacientes de que estamos en el presente, es mientras estamos hablando con una persona o con varias.
Cuántas veces hemos estado ausentes en una conversación mientras asentíamos con la cabeza y nuestro pensamiento estaba en otro tema completamente diferente.
Probad y ya veréis como es dificilísimo atender a lo que la otra persona nos está contando. Y el más difícil todavía: escuchar a alguien que nos cae mal o que nos está contando algo que en principio no nos interesa.
Una forma de practicar el estar en el presente es esta, practicar la escucha activa, poniendo toda nuestra atención en el otro y los que nos está diciendo.
Meditar mientras conduces
Hay muchas personas en esta sociedad tranquilas, sosegadas, positivas…pero cuando arrancan el motor de su vehículo se transforman en los peores macarras de la ciudad.
Obsérvate, ¿cómo conduces? ¿Realmente tienes tanta prisa por llegar a tu destino? ¿El de delante va despacio o simplemente va a la velocidad permitida?
Depende de lo que te hayas contestado a ti mismo, reduce la velocidad, respira honda, recapacita…
- Tú no eres quien conduce, observa al macarra que conduce tu coche, porque no eres tú.
- Vuelve a respirar hondo, no tienes tanta prisa como tu ego te hace pensar.
Al cabo de los días de poner este tipo de meditación en práctica, verás que no se te sale el corazón por la boca cada vez que conduces.
Quién es
Beatriz Lozano es practicante de yoga y estudiante de la Formación de Profesores de Yoga (título de AEPY).