Ha sido la impulsora en España del Sistema de Centros de Energía, que mucho tiene que ver con el trabajo del yoga. Su frase favorita la tomó de William Blake: “Nuestra misión es poder expresar en la existencia lo que somos en esencia”.
Se podría definir el Sistema de Centros de Energía como un camino de crecimiento, de autoconocimiento y evolución humana a partir del cuerpo y de la energía. A ello ha dedicado su vida Patricia Ríos.
Con 26 años Patricia estaba terminando su tesis de socióloga cuando, al cerrar la Universidad la dictadura militar, decidió tomarse un año sabático en Londres. Quería trabajar con la energía, aunque hace 32 años ni ella misma sabía lo que buscaba. Pero lo encontró en el anuncio de una revista: ‘Autoconocimiento a través del movimiento, Sistema de Centros de Energía’.
“Fue un gran impacto -rememora hoy Patricia-. Descubrí que mi historia, mis emociones, mis afectos, mis ideas, todo estaba registrado en el cuerpo, y cuando me ponía en movimiento, todo eso afloraba. No tuve ninguna duda y me metí en esta escuela, Y al año, Hugo Ardiles, mi maestro, mi profesor, me invitó a hacer la formación y la hice. He dedicado mi vida a esto, con vocación de servicio”.
O sea, que tú misma fuiste la primera beneficiada por ese sistema que descubriste...
Lo pasé tanto por dentro, lo viví tanto, crecí tanto y avancé tanto en la vida que creo profundamente en esta modalidad de trabajo. Llegué a Barcelona a los 32 años, pero ya había vivido en Suiza tras casarme con un músico americano. En Suiza trabajé siete años con psicoterapeutas reichianos, a quienes yo enseñaba la parte de cuerpo y de energía y cómo esto se relacionaba con las corazas corporales de Wilhelm Reich. Cuando llegué a España era como si me hubiera estado esperando. Primero Barcelona, luego Bilbao, luego Italia, congresos europeos…
¿Cómo se van gestando nuestras corazas?
Estamos creados de dos partes: un yo profundo o esencial que se va cubriendo con una personalidad o ego superficial que lo va tapando, y que es la resultante de todas las experiencias de vida que vamos teniendo en los primeros años.
Crecemos en una familia con determinados padres y una educación que va moldeándonos. Nos van enseñando que sí hacemos algo somos queridos o no, lo cual va haciendo que reprimamos nuestros impulsos vitales para poder responder a esas expectativas de los padres, la escuela, la cultura. Así empieza la primera traición a uno mismo.
Ya en la primera infancia, pues, se produce una desconexión de esta naturaleza esencial y empezamos a vivir desde el yo superficial. Si logramos que una flechita nos toque (dolor, insatisfacción, una crisis), podemos iniciar una búsqueda de nosotros mismos en profundidad, por detrás de la historia que nos hemos contado (mi madre no me quiere, no soy válido para esto, necesito que me protejan, etc), y cuya huella ha quedado grabada en el cuerpo como un conjunto de tensiones musculares que van dándole forma.
¿Y qué tiene que ver con el bloqueo de energía?
Cuando ya está escrita mi historia, a los 15 o 16 años, y asentada la personalidad, mi cuerpo tiene una forma específica, que es un modo psicofísico de estar en la vida. La postura, el modo de caminar, de sentir, de relacionarme, de pensar, responde a una manera de organizarse la energía en mi cuerpo de acuerdo a cómo se ha ido bloqueando en cada zona, porque no he podido expresarme y determinadas emociones se han quedado enquistadas en el cuerpo.
En este momento la persona dice: yo soy así. Pero no, yo soy mucho más que ese yo; soy el que está detrás, y esta es la manera que tuve de defenderme, de protegerme, de sobrevivir en la vida.
¿Cómo interviene el Sistema de Centros de Energía?
Hugo Ardiles, hacia 1966, enunció la teoría de los centros de energía que extrajo del yoga. Vio que lo que obstaculiza el libre fluir de la energía -que es nuestra naturaleza- en el cuerpo son bloqueos energéticos que van causando contracturas, dolor, enfermedad e infelicidad. Y encontró la respuesta en la teoría de las corazas musculares de Wilhelm Reich. A partir de ahí construyo un metodología de trabajo que permitiera ir disolviendo esta contracturas musculares e integrando a la conciencia el movimiento psicofísico que fue frenado.
Este método trabaja centro energético a centro energético, entendiendo un centro de energía como una sección del cuerpo que tiene una unidad funcional y que contiene una glándula del sistema endocrino, un plexo del sistema neurovegetativo, un grupo muscular y un grupo de órganos. Además, cada centro en su aspecto orgánico se relaciona con un aspecto psíquico de la persona. Con movimientos específicos, música y en ocasiones masajes se movilizan las estructuras de cada centro y su energía. Entonces la energía retenida también se moviliza y quiere salir, expresarse (expresión significa presión hacia fuera, y emoción, movimiento hacia afuera).
Es un método, pues, basado en el movimiento…
Cuando uno empieza a movilizar el cuerpo, se moviliza la energía, y lo que está dentro tiene la oportunidad de expresarse. Y cuanto más lo expreso, más consciente me vuelvo de que esa energía me pertenece. Entonces revisamos la idea que tenemos de nosotros mismos: es verdad que soy fuerte, o sensible, o abierto. Cada uno, en la medida que empiezas a moverse, se va encontrando con lo que le falta pero también con lo que tiene.
Eso produce una nueva distribución de la energía a nivel corporal. Mi postura empieza a cambiar, y también mi modo de mirar a la vida o de relacionarme con los otros va a ser diferente. Me voy a sentir más seguro, con piernas fuertes que me sostienen, me sentiré más normal y no tan pequeñito. Es decir, lo que buscamos con el movimiento de cada centro es que cada persona se vaya encontrando consigo misma, con lo que hay: con su alegría, con su fuerza, con su vitalidad, con su tristeza, con su herida, con todo lo que uno es, pero sin juicio.
Lo que enseño a través del sistema de centros de energía es una técnica muy minuciosa de movilización y desarrollo en cada zona del cuerpo, de modo que cuando llegamos al séptimo centro de energía o chakra percibimos la unidad que somos dentro y fuera de los demás.
¿Cada centro de energía o chakra tiene un potencial a desarrollar?
Sí, y una enseñanza. Estamos constituidos por estas siete energías, y nuestro deber es desarrollarlas todas, encarnarlas y vivir desde estas siete energías.
Lo importante es equilibrando cada centro, lo que hay de más con lo que hay de menos. Todo el movimiento que hacemos en cada centro es para movilizar energéticamente una zona, es decir, despertar las energías guardadas y darles una oportunidad de expresión y salida, para, en la medida que las corazas se van disolviendo, ir pasando a una nueva consciencia y a un nuevo modo de estar en la vida.
Muchas veces se trata de recuperar lo espontáneo, lo vital. Parar la mente para poder ser lo que quieras, porque ahí se produce un nuevo descubrimiento: yo soy mucho más de lo que creo ser, o no soy nada de todo esto que creo¸ soy el que está detrás. Y así, en la medida en que se vacía la mente y se calma su parloteo, aparece el silencio, el yo superficial se calma.
¿Qué suele buscar la persona que hace este método?
Cada persona viene con una búsqueda. Por dolores de cuerpo, o un problema de corazón, y cuando lo resuelven se van. Pero hay quien lo toma como lo que es, un camino de despertar y autoconocimiento permanente, la búsqueda de todo ser que es despertado por alguna situación de vida.
En la clase no hay un objetivo a lograr, cada uno viene desde donde está, y va logrando gradualmente movilizar sus objetivos. Cada cual trabaja en su medida y no se le pide que vaya a más. Si cada uno se mueve en su máximo, un poquito significa muchísimo.
Cuando veo que alguien está muy trabado y no puede avanzar, le propongo tomar masaje. Es un proceso que depende de la persona: un masaje mensual o un proceso de un año o dos.
¿Y tú como te das cuenta de lo que necesitamos cada uno?
Hay una lectura energética corporal de cada expresión. De acuerdo a cómo veo el cuerpo hablar en ese lenguaje energético, sé qué quedó frenado. Y entonces empiezo a trabajarlo sin palabras. Así lo hice con una mujer que tenía un bloqueo en el brazo, estirándole el músculo, y a la semana me dijo que por primera vez en su vida había podido abrazar a su hija, una niña de seis años. Es decir, la persona va despertando y expandiendo sus posibilidades de sentir, de amar, de expresar, de pensar, de relacionarse. Empiezan a desbloquearse sentimientos y emociones, empieza a vivirlas. Para mí esto es lo exquisito que tiene este trabajo.
Utilizas dos técnicas, el masaje y el movimiento, ¿verdad? ¿Cómo son las sesiones?
Sí, son dos áreas de trabajo que apuntan a la unidad del ser humano y a la expresión de todo su potencial:
- El movimiento correctivo-expresivo de cada uno de los centros de energía. Son clases de 1,15 o dos horas, donde se hace un trabajo muy profundo en cuatro fases.1, Los alumnos empiezan a moverse siguiendo al instructor al compás de una determinada música. Se crea como una danza colectiva. Llega un momento que la energía que se empieza a generar necesita expresarse. 2. Descomprimida, gestada y liberada esa energía, bajamos al suelo y se vuelve a uno mismo en silencio. 3. Hacemos cuatro o cinco asanas de yoga relacionadas con el centro que hemos trabajado. Para nosotros las asanas son reordenadores de la energía que hemos movilizado mediante el movimiento expresivo y también permiten poner la atención y la respiración en esa zona del cuerpo, para mandarle calor, energía, darle tiempo para que se estire o se abra. 4 Fase de relajación meditación.
- El masaje correctivo profundo para ir desbloquando las zonas más rígidas, y cuando más profunda está la zona bloqueada, más tiene que ver con lo que hemos guardado a lo largo de la vida en los músculos, en las células, en los órganos de todo el cuerpo. Las personas suelen venir para resolver una molestia puntual, recomendadas por médicos, psicólogos y osteópatas.
¿Y cuál es el final del proceso?
El trabajo que hacemos es aprender a retornar al centro cada vez que nos vamos de él. Lo bueno es que se va formando un surco que hace que cada vez te desconectes en menor proporción de este centro y retornes más fácilmente a casa, o sea, a ti mismo.
Centros de energía o chakras
1º Chaxra base. Fuerza, vitalidad, capacidad de autoafirmación, de sostenerse sobre los propios pies.
2º Chakra lumbo-sacro. Distribuidor de la energía a todo el cuerpo. Sexualidad y sensualidad como temas de vida. Al moverlo, deprende un calor que derrite mis límites con los demás y me permite fluir con otros.
3º Chakra plexo solar. Me encuentro con mis emociones guardadas. En la medida que las puedo expresar, más me conozco. Toma de conciencia a través de la expresión que emerge. Gran oportunidad para limpiar el pasado, dejar que todas esas energías enquistadas se drenen para que yo diga: Yo puedo..
4º Chakra del corazón. Experimento cómo está el amor en mi vida. En la medida que empiezo a desacorazar este centro, voy cambiando el modo de vincularme conmigo mismo y con los demás. Y ocurre que cuanto más doy, más consciente soy de que más amor tengo.
5º Chakra laríngeo. Es un comunicador que me permite recibir toda la información del mundo externo y elaborar respuestas inteligentes. Se relaciona con el aprendizaje, pero también con esa represión de lo que soy para ajustarlo a lo que debo ser. Es el enjuiciador. Y también un centro-tapón entre cabeza y cuerpo, y puede impedir a que aquella se entere de lo que éste necesitó siempre, y al contrario.
6º Chakra frontal. Tercer ojo. Nos enseña a aceptar todo lo que es sin juzgarlo. Somos luz y sombras, y cuanto más reprimimos lo que juzgamos, más se fortalece y menos auténticos podemos llegar a ser. Y nuestra misión en la vida es ser lo que podemos llegar a ser.
7º Chakra coronario. Revela que somos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos, es como la antena que me conecta con la energía espiritual, de la manera que cada uno la entienda. Conectados con la fuente, no hay soledad, porque es una fuente de puro amor.