En primer lugar deseo aclarar que hablo desde la experiencia de haber vivido con un trastorno bipolar durante diez años, el cual y gracias a la práctica de yoga, logré olvidar, siendo ahora un recuerdo del pasado. Escribe Antonio Quintanar Jiménez. Foto David Alonso Sierra.
Como toda experiencia, nuestra mente es la gran responsable de todo lo que vivimos. Y no me refiero a lo que ocurre, sino a la forma en la que nosotros lo vivimos. Supongo que todos conocemos la frase “No podemos cambiar lo que ocurre, pero sí la forma de vivirlo”, y ahí es donde reside el gran poder del ser humano, pero, para poder proyectarlo, debemos primero saber qué y cómo lograr ese cambio.
Un trastorno bipolar, ya sea maniaco o depresivo, sigue una serie de pasos mentales que al final te llevan a perder el control de tu vida, terminando por necesitar apoyarte en algún fármaco que te “devuelva a la realidad anterior”. Con respecto a esto, debo decir que en muchas ocasiones la medicación puede evitar que hagas cosas desagradables o que incluso sean la última cosa que hagas en tu vida.
Dentro de mi proceso personal llegué a crear estrategias para hacer daño a mis seres queridos, además de planear actos que iban encaminados, como poco, a hacerme mucho daño a mí mismo.
En mi caso personal, la ira acumulada y el malestar que sentía hacia mis seres queridos y sus malsanos hábitos me llevo a comenzar a crear una serie de pasos mentales que me ayudaron, sí, como lo he dicho, a estar en fase trastornada bipolar.
Todo proceso de enfermedad tiene un beneficio que es, en definitiva, no tener que afrontar el reto que en ese instante nos trae la vida. Puede ser laboral, de pareja, familiar o de otra índole.
De esta forma pude evitar tener que comprender, aceptar y tomar decisiones de cambio sobre mi vida. Además, la atención recibida por mis seres queridos era una forma de amor y cariño nada desdeñable para una persona que vivía en un círculo familiar donde la palabra amor daba escalofríos.
Desde pequeño iba abocado a enfermar, pues, la comunicación era nula, los hábitos familiares destructivos y los ejemplos externos de enfoque, orden y amor nulos.
Yo comencé a practicar yoga, siendo en aquel entonces mi única alternativa natural para tratar de solucionar el desorden, miedo, tensión, rabia y demás bloqueos mentales que tenía en mi mente y que mi cuerpo manifestaba en forma de diferentes síntomas, además de los conocidos brotes maniacos y depresivos.
A través de la práctica de yoga uno reconoce el poder de respirar conscientemente, el poder de estar en contacto con el cuerpo para tratarlo con cariño y darle lo mejor, pero sobre todo, el poder que tiene limpiar tu mente y enfocarla con verdades universales que te ayuden a ser feliz.
Un día, sin darme cuenta, estaba siendo totalmente consciente de mi respiración y gracias a ello desarrollé la dulce presencia a través de la cual pude limpiar y enfocar una mente sana con la que poder vivir dichoso.
Cuando uno añade a su forma de pensar ideas del tipo: “Todo ocurre de la única forma que puede ocurrir, añadiendo un aprendizaje”, “La vida te da siempre todo lo que necesitas”, “Respirar conscientemente te regala la presencia a través de la cual tomar el rumbo de tu vida” u otras de poder infinito, ya no hay manera de perder el rumbo, pues gracias a ellas todo lo que piensas, dices y haces es canalizado, manteniéndote en un estado de presencia, responsabilidad y alegría constantes.
Aprendiendo a estar feliz
Tanto si eres actualmente un enfermo mental (porque no cabe duda de que cuando estás dentro de una mente enferma, lo eres) como si atraviesas un periodo de infelicidad, como si conoces a alguien que esté mal, debes hacerle saber que existen caminos naturales para sanar.
(El camino de la salud y la dicha existe, aunque par recorrerlo hacen falta grandes dosis de disciplina, perseverancia y fe).
En muchas ocasiones me preguntan qué es lo que he hecho realmente y lo que hago para estar bien. Esto lo reflejé en el libro Aprendiendo a estar feliz, de la editorial Cultivalibros, además de dar charlas sobre ello allí donde me invitan a asistir. Una de las actuales actividades que estoy moviendo es la de ser modelo para otras personas que estén viviendo situaciones parecidas. Para ello desarrollo un trabajo de limpieza y enfoque particular muy poderoso que está diseñado para trabajar cuerpo y mente y así tocar todos los aspectos personales necesarios para ampliar las posibilidades de éxito.
Resumiendo, toda enfermedad que haya sido provocada puede ser sanada, y para ello hay que limpiar, ordenar y enfocar de nuevo, con una nueva perspectiva y una nueva forma de pensar, comunicar y hacer las cosas.
El yoga es uno de los caminos más útiles al respecto, pues, te proporciona una de los primeros pilares de salud, la presencia. Desde ella es más fácil elaborar una nueva forma de vivir, pensar, comunicar y hacer para sentirte feliz.
Un abrazo inmenso para todos.
Antonio Quintanar Jiménez