Hacer espacio verde en la mente

2013-02-04

En una cultura cada vez más rápida y más obsesionada con los mensajes breves, el Mindfulness abre una reflexión necesaria para allanar el camino hacia un futuro más esperanzador donde las personas puedan abrir nuevos caminos de diálogos. Escribe Koncha Pinós-Pey.

Brote

Aprender a descansar en el momento presente. Deleitarse en los placeres de la escucha atenta absteniéndose de dañar a los demás con nuestras palabras. Afirmar la amistad incondicional como camino de silencio. Avanzar en el camino de la intimidad más profunda con uno mismo…

Tengo delante de mí un matrimonio que discute sobre si seguir o no seguir juntos; yo observo la situación y me pregunto si 30 años de meditación consciente pueden ayudarles a cambiar la luz del semáforo. Para eso tengo que conseguir reemplazar al yo narcisista de cada uno y hacerles entrar en una actitud mindful. Pero es justo ese enfoque apriorístico de desconfianza y problemas de convivencia encadenados lo que les impide cambiar la luz de sus vidas.

Abro el periódico y vuelvo a leer más de diez páginas sobre corrupción y los problemas sociales que ocasionan la desenfrenada codicia, la agresión y el egoísmo… y me pregunto de nuevo: ¿qué nos está fallando en la comunicación que está abriendo continuamente la luz roja y cerrando las luces verdes? Pero en algún lugar de esta sociedad, de ese matrimonio, de nuestra mente, debe de haber una luz amarilla. ¿Dónde está la luz amarilla, dónde el camino del medio?

Educa tu mente en la atención plena

La comunicación plena es capaz de fortalecer las relaciones, sanar los conflictos y lograr consensuar metas. La atención plena y la práctica de no juzgar la conciencia del otro nos pueden ayudar a hacernos más co-responsables de nuestros pensamientos y a comprender que comunicarnos de manera más efectiva y significativa en nuestra vida personal y profesionalmente puede disminuir la carga de agresión social, haciéndonos más felices.

Eduquemos nuestra mente en algunas pautas básicas sobre la atención plena, la comunicación consciente -incluyendo el silencio- y el alentador discernir, escuchar y responder, haciendo que todos podamos escuchar más profundamente al otro y desarrollar una mayor conciencia de claridad y confianza antes de responder.

Lo fundamental: meditar e identificar cuáles son nuestros pilotos automáticos, los patrones de comunicación y hábitos que nos han llevado a expresarnos como lo hacemos. Descubrir los miedos ocultos que sabotean nuestra comunicación y tiñen nuestras relaciones. Permanecer abiertos de corazón, aunque las conversaciones sean difíciles, sin identificarnos con las palabras -nosotros no somos lo que el otro dice: esa es su percepción-, respondiendo con destreza y sabiduría.

La comunicación consciente puede ayudarnos a ser mucho más sinceros con nosotros mismos, más compasivos y flexibles a la hora de abordar nuestras relaciones.

Mindfulness y la psicología contemplativa van más allá de mejorar tus hábitos comunicacionales. No hay que corregir reglas o patrones, ni sustituir una relación para dar lugar a otra, ni cerrar la luz verde para abrir la roja: eso causa sufrimiento. Todo lo contrario, aprendemos a reconocer nuestros estados mentales -como impermanentes-, a valorar la ventaja de tener un estado de apertura mental y corazón despierto, a abrir luces verdes y nuevos caminos.

Nuestro dialogo es auténtico, orgánico, fresco y permite aportar soluciones creativas e inesperadas que hablan de la ternura, la honestidad, el calor humano y el cuidado por todos los seres.

Toma conciencia de lo que te pasa

Esos puntos esenciales en la comunicación son presencia consciente: cuerpo despierto, corazón tierno y mente abierta. Escucha atenta: estímulo empático para interesarte por el otro. Habla consciente: gentileza y amabilidad en las palabras. Relaciones conscientes: amistad incondicional por encima del deseo y las falsas expectativas. Respuestas conscientes: alegría y felicidad para todos los seres.

Explorar los principios de mindfulness y la psicología budista, incluyendo la conciencia del no-ser, te introduce en una serie de meditaciones radicales sobre la desidentificación que causa el sufrimiento. Puedes aprender de manera sencilla, con simples metáforas, a identificar tus patrones de conversación, pensamiento y acción tóxicos. Observar y transformar las reacciones que se fundamentan en el miedo a los otros y a uno mismo.

Los eventos más importantes de nuestra vida suceden en nuestra mente, y pasan sin que seamos conscientes de que pasan, pero sus efectos van directamente a nuestra realidad. Ignorarlos es como ignorar una tormenta en el cerebro, el rumor del aire junto al mar, o intentar llenar el vacío con más ruido. Los grandes acontecimientos de nuestras vidas necesitan nuestro consentimiento.

Hemos llegado a principios de febrero, en mi ventana están empezando a brotar los tulipanes. Tengo algunos archivos en mi mente del despertar de la tierra. Esta llamada de “atención plena” al inolvidable paso de las estaciones me ofrece la metáfora única de entender que aquello que llamo “invierno” y aquello que llamo “primavera” en realidad no existe sin espacio verde. Tenemos que hacer mucho más espacio verde y escucharnos, con el único objetivo de hacernos mejores personas y como consecuencia mejorar el mundo.

Por Koncha Pinós- Pey. Ph. D.
www.estudioscontemplativos.com