Baraka es tan increíble quizás porque fue rodada en 24 países y 6 continentes, con música de Michael Stearns. La película no tiene actores, no tiene guión y es lo que en meditación denominamos un “fluir del continuo de la mente”, con lo mejor y lo peor de la vida humana en el planeta.
Rodada con una técnica audiovisual denominada hiperrealismo caleidoscópico, nos muestra el día a día del mundo desde diferentes perspectivas. Baraka se puede considerar una película sin palabras, hecha para meditar. En su lugar, la película nos presenta los temas, tal y como el director los fue encontrando a lo largo de los países que visitó: evoca los pasos de la mente, rememora las emociones, es puro cine.
El título Baraka significa bendición en una multitud de idiomas, que deriva del árabe, descendiente de un antepasado común y semítico afín al hebreo Baruch. Pero es un antiguo nombre sufí, que se puede traducir como “la bendición de la respiración, o la esencia de la vida desde una perspectiva completa”. Para muchos críticos Baraka se puede definir en ese estilo continuo de pequeñas historias que nos muestran la belleza y la destrucción de los humanos.
Ron nos ofrece un viaje de descubrimiento y vuelta al inicio. El mensaje dominante es uno: Dios o un orden está presente en todas las cosas. Desde la naturaleza hasta las grandes ciudades. Baraka es una película que no tiene ninguna descripción verbal, con esto permite a la mente del espectador cuestionar y hacer sus propios juicios del posible significado de la obra.
¿Hacia dónde vamos?
Es una película atractiva y persuasiva para su visualización filosófica, ofreciendo mucho más contenido de debate que la mayoría de los films, volubles y llenos de efectos especiales. La película plantea una serie de preguntas pertinentes en nuestra época en formato de collage audiovisual. Mientras que muchos verán en ella un argumento no verbal para el movimiento filosófico de la mente, más conocido como “ecología profunda”, los que no tan estén versados en Oriente, ni en hebrero ni en técnicas audiovisuales pueden sentir la profunda y genuina provocación étnica que suscita
La cuestión principal de la película es: «¿Qué está haciendo la occidentalización del mundo?». Ron magistralmente retrata esta modernización haciendo las imágenes más rápidas en su ritmo y música, como el cambio de escenas de estilos de vida desde los más naturales a los más avanzados tecnológicamente. La película nos muestra un orden establecido, lo que implica un patrón subyacente: la pobreza, la prostitución, la depredación y la putrefacción. Este modelo constituye algunas de las imágenes más inquietantes de la película, incluyendo colecciones de huesos del Holocausto. A lo largo de esta sección, la película fluye en diversos clips procedentes de la explotación industrial. Pollitos recién nacidos son empujados a través de un sistema de exámenes y vacunas. Las implicaciones son claras. Los seres humanos tienen tanto valor en las sociedades occidentales como los polluelos en la granja industrial. Del mismo modo, así como los trabajadores de la granja industrial tienen poco cariño hacia sus polluelos y los empuja a través del procesamiento lo más rápidamente posible, los países occidentales se preocupan poco por sus ciudadanos y simplemente tratan de empujarlos a través de la vida productiva.
http://www.spiritofbaraka.com/baraka
Por Koncha Pinós- Pey, Ph.D