En este artículo Pilar Ínigo nos habla de las ramas que conforman el frondoso árbol del yoga. Son distintas vías que cada uno puede elegir para llevar al mismo destino: el descubrimiento de quiénes somos.
Todo el conjunto de técnicas del Yoga va encaminado al control de la propia mente para conseguir la eliminación de las fluctuaciones mentales. Ahora bien, dentro del Yoga hay una multiplicidad de yogas, distintas vías hacia el mismo objetivo. Unos toman como instrumentos principales el cuerpo y nuestra dimensión energética; otros se centran en el campo afectivo; otros en la voluntad y la acción. Los hay que lo hacen en el trabajo con la mente, mientras que otros tratan de acceder de modo directo a la dimensión espiritual.
Así, el Hatha Yoga se focaliza en el cuerpo y las funciones vitales como instrumentos de realización, ocupándose del cuerpo denso. El Raja Yoga elige al ser mental en sus diferentes manifestaciones, se centra en el cuerpo sutil. Las técnicas del Kundalini Yoga trabajan de manera específica con la energía. El Mantra Yoga se centra en el trabajo con el sonido, como manifestación de la energía primigenia. El Karma Yoga, uno de los yogas más importantes, se focaliza simplemente en la consciencia en la acción sin esperar ningún resultado, no poniendo la mente obstáculo alguno al libre fluir de la energía. El Jnana Yoga utiliza el discernimiento, diferenciando entre lo real y lo ilusorio. El Bhakthi Yoga nos ofrece la entrega a lo que nos trasciende, más allá del pequeño yo que cree controlarlo todo.
Cada uno de nosotros tiene una tendencia definida hacia uno u otro tipo de Yoga, al igual que dentro de la naturaleza existen entremezclados los tres gunas: tamas (inercia), rajas (movimiento), satva (equilibrio). Uno no debe dedicarse a una práctica única, sino que tendrá que integrar todos los elementos que le permitan purificar y completar los diferentes factores que lo definen. Así por ejemplo, será conveniente que el bhakti yogui haga uso también del Hatha Yoga, pero lo hará de tal forma que sea una ofrenda constante. Cada persona tendrá que descubrir por tanto qué vía o vías le ayudan más en su camino, sabiendo que todas tienen la misma meta: El contacto de la conciencia humana e individual con lo divino: El Samadhi. Esa es la esencia del yoga.
En el yoga hay psicología, misticismo, reglas de comportamiento, preceptos morales, técnicas fisiológicas y naturistas para el bienestar físico, filosofía y una sutil metafísica. Sin embargo, su gran aportación, como se ha dicho, es un elaborado conjunto de técnicas físicas, mentales, psicológicas y espirituales, encaminadas al desarrollo superior del ser humano. Es por encima de todo una metodología, una actitud interior, y más importante aún que practicar yoga es vivirlo, llevarlo en la mente y en el corazón, manifestarse a través de él. El practicante de yoga debe aspirar a ser poseedor de una actitud interior adecuada, una actitud yóguica, que conforme progresa en su práctica, irá desarrollando cualidades inherentes al Ser: ecuanimidad, fortaleza y resistencia interior, desapego y serenidad, tolerancia, alegría, actividad lúcida y consciente y sobretodo Amor.
Estas técnicas son aplicables a todo sistema y es por ello que las encontramos en el Vedanta y el Samkhya, pero también se han servido de ellas el Hinduismo, el Budismo, el Jainismo y el Tantrismo, el Cristianismo, independientemente de sus propias filosofías, principios, directrices y preceptos.
En resumen, el Yoga aparece como una metodología teórico-práctica para el desarrollo del ser humano. Lo esencial en su estudio es desarrollar una mejor comprensión de uno mismo: “Saber quién soy y qué soy”. Y gracias a la ausencia de dogmatismo puede ser compatible con cualquier otro sistema.
Las actitudes del yoga
El practicante de yoga debe aspirar a ser poseedor de una actitud interior adecuada, una actitud yóguica, que conforme progresa en su práctica, irá desarrollando cualidades inherentes al Ser: ecuanimidad, fortaleza y resistencia interior, desapego y serenidad, tolerancia, alegría, actividad lúcida y consciente y sobretodo Amor.
Texto de Pilar Ínigo cedido por la misma y por www.yogaterapia.es