Este conocido experto en meditación está convencido: no queremos abandonar las creencias que nos hacen sufrir. ¿Tú sí? Pues Juan Manzanera te explica los beneficios de esta práctica y también sus requisitos.
Fue monje de la tradición tibetana durante 12 años, y es psicólogo clínico, formado en Psicoterapia Integrativa con Claudio Naranjo (programa SAT). Lleva impartiendo cursos de meditación más de 25 años. Funda y dirige la Escuela de Meditación en Madrid, y ha escrito El placer de meditar (Ed. Dharma), La mirada del maestro (Dharma) y El hallazgo de la serenidad (Martínez Roca).
¿Qué es la meditación?
Una herramienta para no sufrir, lo cual no significa que si tú haces meditación todo te va a salir bien; eso sería pensamiento mágico. Si meditas vas a disponer de una estrategia para afrontar los problemas con más paz, serenidad, equilibrio.
¿Qué tipo de meditación elegir?
Lo más realista es probar diferentes estilos y elegir el que mejor te va, el que sientes que te ayuda más.
¿Qué tiene la meditación que ayuda a dejar de sufrir?
Una auténtica práctica de meditación implica tres trabajos: con la atención, con las emociones y con las creencias que tienes sobre ti mismo. La meditación te va a ayudar a dirigir la atención a cosas de la vida que te liberan, que te centran, que potencian tus cualidades. Una persona con depresión se fija en todo lo malo que hay en la vida; una con ansiedad se fija en todos los peligros… La práctica de la meditación te muestra en qué es sano fijarte y te da la fuerza mental necesaria para hacerlo.
¿Cómo ayuda la meditación a trabajar las emociones?
Está muy estudiado que a la hora de afrontar problemas, las emociones positivas te protegen y te dan más más recursos, más lucidez, más tolerancia al dolor, a la frustración, más claridad para ver soluciones. Y la meditación te ayuda a desarrollar estas emociones positivas: amor, armonía, gratitud, regocijo… Es una herramienta potentísima incluso para afrontar incluso enfermedades; si alguien con cáncer tiene un estado de ánimo positivo, está demostrado que hay menos síntomas, tolera mejor la radioterapia, se cura antes. La meditación también ayuda a controlar las emociones negativas, como la envidia, los celos, el enfado…
¿Y cómo influye la meditación en la idea que uno tiene sobre sí mismo?
La idea que no tiene de sí mismo es la base de todo el sufrimiento. Pero es una idea aprendida, no es la verdad. La meditación llega al fondo de nuestro ser, a la verdad, y te despierta esa lucidez, esa inteligencia para discernir. Uno de los principios de la meditación y del camino espiritual es que si tú estás en contacto con lo que eres de verdad, estás en paz.
¿Por qué?
Porque lo que eres de verdad, tu esencia, nunca nada lo puede dañar. Tú puedes sentir sufrimiento, pero sabes que es una parte pequeña de ti a la que afecta; a lo de demás no llega. La fuerza del sufrimiento depende de la fuerza que le damos. El sufrimiento no existe por sí mismo, no está ahí fuera del mundo. La meditación crea esa conciencia de lo que no importa porque dentro está tu paz. Los maestros espirituales sufren también cuando pierden a seres queridos o cuando envejecen; lo que pasa es que tienen la conciencia de saber que hay algo más importante.
Eso no tiene nada que ver con volverse más pasivo, más desinteresado por todo.
No, no. Eso es el error. A veces te encuentras con gente que se cree muy espiritual, que pasa de todo y que con 40 años no trabaja y está viviendo en casa de sus padres. Y dices pero tú adónde vas.
¿En que basa su trabajo de meditación?
En la compasión y la sabiduría. La compasión tiene que ver con la atención y las emociones: vivir la vida cotidiana más satisfecho, relacionarte bien con los demás, aportar algo al mundo, salir de tu egocentrismo. No hay que ser bueno solo por una cuestión ética, sino porque es lo que funciona. La sabiduría tiene que ver con el ser, con lo que somos.
¿Y qué pide la meditación a quien espera obtener sus beneficios?
Tiene que poner pasión, interés, motivación, tiempo. La meditación no es algo que haces un rato; es muy exigente porque requiere durante todo el día auconsciencia, atención. Además de tu práctica de estar sentado, vas cambiando tu actitud en la vida, vas haciéndote consciente de tus emociones, reacciones, etc. Exige un trabajo de conocimiento personal constante.
¿Algún requisito más?
Tienes que querer dejar de sufrir. Esto parece obvio, pero no lo es. Dejar de sufrir tiene que ver con abandonar las creencias. Debes estar dispuesto a soltar creencias, expectativas, metas, deseos… Eso que te hace sufrir es solo una opinión, una forma de ver la vida, pero puede haber muchas otras formas de verla. Yo soy psicoterapeuta, y le puedo decir que gran parte de mi terapia es convencer a la persona de que abandone una creencia que le está haciendo daño.
Un medio, no un fin
Para Juan Manzanera meditar es secundario, lo importante es la vida. ¿Por qué sentarnos a meditar? Porque esa media hora de meditación nos ayuda a ser conscientes de lo que nos pasa. “El objetivo no es ser un gran meditador, como interpreta mucha gente. Cuando alguien te dice que se quiere retirar al campo a meditar, te está diciendo que quiere el placer de la meditación, pero no afrontar la vida dejando de sufrir”.
Por Pepa Castro