Del exterior al interior

2016-05-30

Cuán difícil es mantener la mente y el cuerpo bajo control abandonando lo poseído (mi y mío). Ser y estar feliz con lo que nos traiga el camino, siendo espectador de los pares opuestos (placer-dolor, tristeza-alegría…) sin envidias, equilibrando el éxito y el fracaso, para llegar a la ansiada Paz. Escribe Mayte Aguado (Maheshwari).

interior

Aquel que ve la inacción en la acción, y la acción en la inacción, es inteligente entre los hombres y se halla en la posición transcendental, aunque esté dedicado a toda serie de actividades. (Bhagavad Guita cap. 4.18).

Para tomar ese camino hacia la verdadera búsqueda, debemos empezar por lo más básico, respirar, dar la importancia que se merece a esa vital acción de respirar, porque es el gran vínculo que nos une a la vida, no hay otro tan importante y relevante como éste. Piensa cuánto tiempo puedes estar sin respirar… pues piensa cada vez que respires que debes de respirar de forma perfecta porque de ello dependerá tu vínculo a la vida.

Este sencillo ejemplo debe servirnos de guía para cada paso que demos en nuestra vida, porque cuando inspiramos no sólo hinchamos el abdomen sino que nos expandimos con la vida, y espirando no sólo deshinchamos el abdomen sino que es ese acto de contracción también expulsamos a la muerte, y no la del otro sino hablo de la nuestra.

En lo más esencial de la vida ocurre exactamente lo mismo, amar es vida y odiar es muerte. Cada vez que respiramos es una nueva oportunidad para alcanzar la inmortalidad, porque morimos cuando nos contraemos, esa contracción que es generada por el deseo y los más bajos instintos que nos impiden renacer, obstaculizando nuestro camino hacia una vida de Paz.

De la angustia a la serenidad

Esa Paz en mayúscula que se aloja en nuestro ser con consciencia y de forma permanente sin forzar, en esa acción en la inacción que nos hará conscientes de la serenidad de nuestra mente, enfocando nuestros pensamientos en lo positivo y ocurriendo de fuera hacia dentro, a través de nuestra respiración. Al inspirar  pondremos lo positivo en nuestro interior y al exhalar desecharemos lo negativo que nos contrae. Alimentar nuestro cuerpo y nuestra alma de pureza, acercaremos al intelecto hacia la evolución espiritual donde el individuo y el universo es uno, donde lo exterior es mortalidad y lo interior es ese mundo sin forma, que es la ansiada inmortalidad donde seremos uno en la nada más absoluta, la nada con Brahmán.

Observar nuestro camino desde el exterior hacia el interior, sin anclarnos en el principio ni obsesionarnos por el final, tan sólo vivir el camino desde fuera hacia dentro nutriendo nuestra alma de la experiencias de ese bello andar. Reconociendo nuestro exterior con su belleza y sus miserias para poder iniciarnos en el proceso de la purificación interna. Aprendiendo a reconciliarnos en el grado de aceptación de quienes somos, desde la enfermedad del alma hasta llegar al reconocimiento del Amor Absoluto. Identificar lo que nos agita: la rutina, el apego, la avaricia, la ambición, el egoísmo, la mentira, los celos, la envidia, el odio, la soberbia, el abuso, el error, el miedo, la agresividad, la cólera. Reconocer todo ello como la causa de nuestra enfermedad psicofísica es hacer la contrapostura de la angustia a la serenidad más absoluta, es combatir ese dolor incapaz de aliviarse si no es reconocido y trabajado desde la conciencia, siendo esta acción la que mayor esfuerzo nos exige porque es por y para nosotros.

Estar en la acción de la inacción es trabajar las contraposturas de lo que nos causa la enfermedad del alma, es trabajar la generosidad, la experiencia, la voluntad, el deseo de mejorar, la fe, el entusiasmo, la motivación, el estudio, la comprensión, el cariño, la alegría y llevar una vida sana, desde el exterior hacia el interior, aprendiendo a amar con aceptación, devoción y humildad, fluir como manantial con ese vínculo vital que nos une a la vida, respirar. Inspirar amando a la vida y expirar exhalando enfermedad, avivando cada célula de nuestro cuerpo para despertar esa gran serpiente que es la conexión de nuestra esencia que nos funde con el absoluto.

Inhala entusiasmo y exhala pereza. Inhala generosidad, exhala egoísmo. Inhala comprensión, exhala agresividad. Inhala amor, exhala dolor.

“Empieza haciendo lo necesario, continua haciendo lo posible; y de repente estaremos haciendo lo imposible”. San Francisco de Asís, nos quiere decir que aprender a trabajar desde el exterior hacia el interior, es dejar de pensar en la idea de que el hombre es quien hace las cosas, pero el hombre que sienta a Dios, sabiendo que es Dios quien hace y él es un mero instrumento, nos ayudará a vivir con sencillez y nos hará tener un pensamiento elevado.

Desde mi exterior para tu interior. 

Maheshwari. (Mayte Aguado). Profesora de Yoga certificada por la Escuela Sivananda en Rudraprayag (India). Discípula de Fernando Díez. Colaboradora de la Fundación Vicente Ferrer y profesora del yoga del Gimnasio Aylu de Guadalajara.