La bondad incluye conceptos como generosidad, cuidado, atención, compasión o amor altruista. Muchos investigadores están interesados en saber por qué somos amables los unos con los otros. Algunos creen en el altruismo y otros no. Por Koncha Pinós-Pey para Espacio MIMIND.
En las sociedades capitalistas, la tradición hace creer que cada “acto” es en última instancia para beneficiarse a uno mismo. Pero esa misma sociedad ha creado tradiciones contemplativas que creen que las personas son, de hecho, capaces de actuar con el objetivo final de beneficiar a otros.
Batson, psicólogo estadounidense, nos ofrece una interesante reflexión en torno al egoísmo universal vs altruismo: “Es más sencillo explicar todo el comportamiento humano en términos de autobeneficio que postular un pluralismo motivacional en el que tanto el propio beneficio como el beneficio de otros pueden servir de objetivos finales».
Actuar con amabilidad ofrece los siguientes beneficios “egoístas”:
- Reduce la tensión creada por la experiencia que provoca la empatía situacional y la inacción. Puede ser física y psicológicamente incómodo ver a alguien en necesidad de apoyo, por ejemplo a una persona sin hogar temblando durante el invierno, o a un amigo que ha perdido a su madre, o a un niño siendo agredido. Ayudar alivia esta tensión.
- Un acto de bondad social nos permite huir de la sensación de “culpa” por no ayudar.
- La bondad otorga recompensas sociales y personales. Nos ganamos la aprobación de los demás y nos sentimos bien con nosotros mismos por hacer “lo correcto”. Es la teoría sobre la “reciprocidad del altruismo”, que sugiere que los actos de bondad son más a menudo dirigidos a las personas que pueden pagarnos en el futuro. Por eso los actos anónimos de bondad son realmente raros. La mayoría de las personas que hacen algo, desea “recompensa social”. No estamos negando que quienes ofrecen tiempo o recursos a otros no tengan buenas intenciones… pero si les preguntamos veremos que el factor social inclinó mucho la balanza.
La otra cara del altruismo
Desde 1980 se han realizado más o menos 30 experimentos sobre los beneficios del “egoísmo altruista”. Sonia Lyubomirsky, profesora de psicología de Stamford y una de las mentes más geniales en psicología positiva, hizo un experimento pidiéndole a la gente que se comprometiese en cinco actos de bondad al azar, para ver si tenían un aumento fiable de emociones positivas.
La buena noticia es que lo hicieron, pero se demostró también que era más eficaz el continuo de las emociones positivas si se llevaban a cabo el mismo día. Sonja nos lo explica: “Hemos hecho ejercicios muy sencillos: pagar el parking a un extraño, donar sangre, ayudar a un amigo sin que este lo supiera, escribir una carta de agradecimiento. La cuestión era poder realizar cinco actos de bondad en cinco días”.
Cuando leí por primera vez sobre Sonja empecé a probar su tesis, y me di cuenta de que muchos días para mí era difícil enfocarme y ser lo suficientemente atenta como para recordar que tenía que hacer mi acto de bondad, uno cada día. Porque había días en que me sentía más bondadosa y hubiera hecho los cinco actos. Pero poco a poco te vas volviendo más disciplinado, y puedes comprender como tu nivel de felicidad aumenta. Así vas buscando oportunidades para ser amable.
Si quieres contribuir al altruismo en el mundo, puedes tener en cuenta las siguientes sugerencias e intentar hacer cinco actos de bondad en cinco días:
- Tener una escucha atenta con un amigo.
- Ayudar a alguien enfermo.
- Dar a alguien tu tiempo sin esperar nada.
- Caminar por la calle y observar donde se necesita bondad y ofrecerse.
Sonia probó que la búsqueda de la felicidad sostenida a través de actos de bondad al azar puede elevar nuestros niveles de emociones positivas. Los datos han sido publicados por el Departamento de Psicología de la Universidad de California, Riverside.