Cotizado internacionalmente como profesor de yoga, José Luis solo “cree” en el yoga como experiencia, como indagación del cuerpo, la mente y la consciencia. “Si vamos a la esterilla o al cojín a interrelacionarnos con ideas, con ortodoxias, con expectativas, con ambiciones, se pierde por completo”. No te pierdas tú esta interesantísima entrevista.
José Luis Cabezas Muñoz es un experimentado formador senior a nivel internacional. Director Instituto Yoga Dinámico Barcelona (www.yogadinamico.es), colabora estrechamente desde hace muchos años con Godfrey Devereux.
Experto en ayudar y formar personas en acceder consciencia directamente a través del cuerpo, da cursos de formación de Yoga Dinámico (www.yogadinamico.com) principalmente en Europa, América del Norte y del Sur. Originador Dynamic Yoga Festival y Forum de Consciencia. Fundador Editorial Satcit (www.satcit.com)
Empezamos a charlar sobre la difusión creciente del yoga en España. José Luis opina que sí se está llegando a más gente, por la divulgación y la comercialización, «pero al mismo tiempo se genera mucha confusión, mucha dispersión, mucho entretenimiento superficial”.
¿Dónde está la principal confusión?
Como en la educación en general, todo se basa en conocimientos e ideas, especulaciones, fantasías, esperanzas, conjeturas, más que en experiencias directas.
Adoptamos y repetimos creencias e ideas de otros que no comprendemos del todo pero que damos por reales. ¿Es eso?
Sí, son nociones que nos resultan mágicas, atractivas, exóticas, esperanzadoras. Pero no están fundamentadas en una sencillez inmediata, accesible.
¿Cuál debe ser el peso razonable, adecuado, de la tradición en el yoga? Una persona que se inicia en la práctica, ¿necesita conocer la tradición para entender mejor el yoga?
No quiero ser muy crítico ni muy radical… Pero, no, no es necesario. Es cierto que el yoga va emergiendo en base a las experiencias de unos seres humanos, pero no fueron necesariamente los que transmitieron esas experiencias en forma de ideas, dogmas u orientaciones. Más bien parece que fueron otros quienes, en la distancia, sin haber vivido directamente esas experiencias, las narraron desde una perspectiva dualista y tratando de alcanzarlas como meta. Sin embargo, la iluminación, como el amor, no puede ser alcanzada voluntariamente; te iluminas y te enamoras cuando te ocurre, pero no es posible controlarlo ni someterlo. Lo genuinamente esencial de la vida no está bajo nuestro control.
El problema es que la tradición empieza a convertirse históricamente en dogma. Las ortodoxias y los dogmatismos no son necesarios. Lo único que se necesita para el yoga como para el amor es contar con un cuerpo, una mente y una consciencia. Y eso puede ser accesible para cualquiera, más allá de conocimientos, de capacidades físicas o intelectuales.
Para Yoga Dinámico, la clave es la inteligencia del cuerpo. ¿Es así?
El cuerpo es inteligencia, y la mente también es inteligencia, y la consciencia también es inteligencia. Podemos percatarnos de lo que está sucediendo en este momento porque está en el ámbito de la consciencia. La consciencia es donde se revelan las sensaciones que genera el cuerpo. Y la mente las reconoce. La mente reconoce las implicaciones de las sensaciones.
La mente no es el enemigo del cuerpo, como la tradición pretende; es el mejor amigo si se le otorga su función fundamental, que es reconocer las sensaciones que están siendo generadas por el cuerpo. Y reconociendo las implicaciones de esas sensaciones puedes honrar la vida, honrar el cuerpo. Entonces nuestras acciones se van refinando y haciendo más nutritivas y satisfactorias.
La mente también disfruta, y al estar integrada en la vida, en el cuerpo, puede por fin calmarse. Porque la función fundamental de la mente es la supervivencia del cuerpo. Estando el cuerpo honrado y a salvo, la mente por fin puede tranquilizarse y disfrutar.
Esa es la liberación a la que se refiere Patañjali…
Todo tiene su perfecto y necesario lugar. O es honrado e integrado, o es deshonrado y desintegrado. Esto es a todos los niveles. Estamos muy acostumbrados a rehuir el dolor, pero el dolor es parte componente de la vida y hay que volverse más íntimo con el dolor, porque no es irrelevante ni ha de ser pasado por alto; es para poder ser reconocido, escuchado, sentido tan claro que podamos reajustar nuestras acciones. Porque todo es inteligente: la vida, las sensaciones generadas por la vida, y cuando son intensas o dolorosas se debe a que es el único lenguaje que tiene el cuerpo para comunicarse con la mente y reconocer ese lenguaje para guiarte hacia lo que debes y no debes hacer.
Pero esto no es una cuestión de ideas ni de creencias. Porque las creencias estorbarían ese proceso directo y natural…
No solo lo obstaculizan sino que lo imposibilitan. Es como si tú y yo tenemos muchas conversaciones de café sobre el amor, sobre nuestras ideas, lo que tú y yo esperamos, etc. Al final todas esas ideas imposibilitan el amor espontáneo, abierto, porque hacen que vayas cargado de expectativas en tus relaciones. Lo mismo pasa en el yoga.
Sin embargo, tú si utilizas en tus clases y tu formación conceptos del yoga clásico…
Yoga puede ser considerado desde varias perspectivas. Una puede ser el contexto del Universo: unidad, yoga. Luego podemos considerar la experiencia, que no sé si la reconocemos todos, pero todos la hemos vivido. Pensemos por ejemplo en la contemplación de una puesta de sol; ahí estás, eres. Es más que comunión, hay una unidad, no dualidad, no hay sensación de separación. Eso nos ocurre a todos cuando tenemos un sueño profundo, por ejemplo; solo eres, no hay preocupaciones ni sentido del yo, etc.
Entonces, samadhi o liberación, o esa experiencia de lucidez, de unidad, es el estado básico del ser humano. No es un estado especial.
Al que hay que llegar o alcanzar…
Esa perspectiva es la habitual: llegar o alcanzar algo. Y es al revés: rendirnos tanto, relajarnos tanto, confiar tanto en la inteligencia de lo que es, que esa experiencia de liberación se da, se revela, como el estado básico del ser humano, de la consciencia humana. En realidad, llegas tan profundo que te das cuenta de que no tienes nada por lo que preocuparte, de lo que te sucede es perfectamente válido, necesario, inteligente y está fuera de tu control. Igual que tú no sabes de quién ni cuándo te vas a enamorar, por seguir con el ejemplo del amor.
Por tanto, más vale no especular en el yoga…
Ni tú ni yo estábamos allí cuando nació, así que lo que podemos decir de ello serían especulaciones. Lo importante y lo único que sabemos con certeza es cómo nos sentimos con yoga: ¿bien o no? Es así de sencillo y de profundo a la vez. Desde este entendimiento (la experiencia de cómo te sientes), uno puede imaginar (o sea, especular) que probablemente ciertas sociedades o grupos de seres humanos pasaron de un estadio de armonía y comunión con la naturaleza, con lo que es, a otra época de invasiones y violencia. Y, como consecuencia, hubo que proteger la experiencia anterior. De ahí, quizás, el regalo de Patañjali: tratar de salvaguardar como clásico algo que antes era natural, porque si no, se perdía.
Quizás por eso Patañjali emplea aforismos en vez de palabras muy concretas, para no eliminar la indagación. Son infinitamente interpretables los Yoga-sûtra. El problema es que surgieron en una época oscura, como son todos los medievos. Entonces, aquello que era una experiencia de unidad acabaría convirtiéndose en un texto que es interpretado por quienes no han tenido la experiencia directa. Y la interpretan desde una perspectiva dualista, e incluso los sûtras de Patañjali también.
¿Un ejemplo?
Lo único que dice Patanjali es “Yoga ahora”. Y la gente, durante siglos y siglos, lo ha estado interpretando como: “A continuación se desarrollan las disciplinas y las técnicas de lo que llaman yoga”. O sea, desde una perspectiva dualista, poniendo distancia entre el objeto y el sujeto. Y lo importante, la experiencia directa, se pierde. Sin embargo lo que dice Patanjali es: aquí está sucediendo.
Así han sido traducidos los Yoga-sûtra, en el 99% de los casos, desde el medievo hasta nuestros días, con una perspectiva dual. Yoga, unión. Hay que unir algo: el individuo, pequeñito, impuro, y Dios, que está en algún otro lugar lejano.
Desde la perspectiva de unidad que nosotros sentimos y tratamos de facilitar, no hay nada que unir porque nunca ha estado separado.
¿Se podría decir que Yoga Dinámico, tú y Godfrey Devereux, vais a contracorriente?
No, es que la gran mayoría de los movimientos y escuelas de yoga lo tratan como si fuera un proceso de autopurificación, de automejora, de autrocontrol, de alcanzar más hazañas físicas, psíquicas, espirituales, volverte más santo… Como si no fuéramos suficientemente perfectos ya. No podemos ser más perfectos de lo que somos. Todo eso que nos hace sufrir solo es una imaginación.
¿Qué es yoga para ti?
Una indagación en curso. Si vamos a la esterilla o al cojín a interrelacionarnos con ideas, con ortodoxias, con expectativas, con ambiciones, se pierde por completo. Ya estarás una vez más no confiando, forcejeando, empujando. No te estás honrando, sino al contrario.
Tú conoces bien el mundo del yoga fuera de España. ¿Cómo estamos en comparación?
Estamos en un nivel muy similar al resto del mundo. En Estados Unidos el yoga y toda su parafernalia (camisetas, dvd’s, posters, etc.) se convirtió en el fenómeno comercial número uno, por delante de grandes corporaciones como McDonalds y Gilette. Hay un documental libre en internet que se llama Yoga Inc, muy significativo de este fenómeno.
Cultural y comercialmente, las iniciativas que se dan en Estados Unidos o Sudamérica, Europa y España son muy similares. Ahora en España tenemos una situación cuestionable en relación con la gubernamentalización del yoga. En Estados Unidos se intentó y no se consiguió; hay algunas organizaciones que regulan o avalan ciertos criterios de calidad y seguridad en la práctica y enseñanza del yoga. Y en España, el hecho de que esté controlado por el gobierno es muy cuestionable. Porque ¿cómo se puede gubernamentalizar una práctica espiritual, genuina? De momento esta categorizada junto con el golf y el piragüismo. Ese “reconocimiento” es de alguna manera contraproducente.
¿Y en cuanto a calidad de enseñanza y formación en España?
Es muy similar a otros países, aunque siempre estamos mirando hacia fuera, sea la India o Estados Unidos. En los congresos se valoran mucho más a los profesores de fuera que a los de dentro. A los de fuera se les paga, y a los de dentro no, y casi se les está haciendo un favor por invitarles.
¿Un consejo para alguien que se inicia en el yoga?
Que sea sensato, sensible y honesto con su propio cuerpo y mente, porque irá generando un sentido común cada vez más agudo con menos esfuerzo. Y que indague, que cuestione todo y que no delegue en el profesor.