Eso sí que es Yoga auténtico, ¿verdad?, hecho de perseverancia, paciencia y modestia. Rosa María dirige el centro Estudi de Ioga desde hace casi 40 años. Ella misma estudió con maestros de auténtica primera línea. Una trayectoria la suya con mucho valor añadido y privilegiada experiencia que comparte hoy en esta entrevista.
Rosa María Marcos es profesora de yoga titulada por André Van Lysebeth -el gran maestro belga adaptador del Yoga en Occidente- y formadora de profesores de la AEPY (Asociación Española de Practicantes de Yoga). Estudió Magisterio y trabajó en el campo de la Educación Especial.
Expresidenta del Comité Pedagógico de AEPY, formadora de profesores de Yoga. Desde 1975 -¡casi 40 años!- dirige e imparte clases en su centro Estudi de Ioga, en Manresa.
Sus conocimientos de las diversas escuelas del Yoga, del Seitai y de otras técnicas orientales, y su experiencia de más de diez años en la enseñanza, la educación especial y la psicomotricidad han sido una valiosa aportación para a la enseñanza del Yoga.
¿Cómo empezaste a practicar Yoga y a enseñarlo?
Empecé practicando Artes marciales, y el profesor de Aikido nos dirigió algunas sesiones de Yoga. Me sorprendió y me interesó mucho, así que en 1975 empecé a asistir a los seminarios de Yoga que primero en Suiza y luego en Italia impartía el profesor André Van Lysebeth.
De él recibí el diploma de profesora, y empecé a enseñar a la vez que continuaba mi formación con varios profesores y swamis a los que tuve el placer de conocer: Swami Satyananda de Madras, Swami Satyananda de Monghyr, Swami Satchidananda de Virginia, Amrit Desai, Iyengar, Babakar, Nil Hahoutoff, Roger Clerc, Boris Tatzsky… Con este último me introduje y profundicé en el “Yoga de la Energía”.
Tendría que añadir a un buen número de profesores de la UEY (Unión Europea de Yoga) a los que agradezco de todo corazón sus enseñanzas.
Hace casi 40 años que fundó Estudi de Ioga. ¿Qué es en tu opinión lo que crea y mantiene el éxito de un centro de enseñanza de Yoga?
Los alumnos de Yoga suelen ser muy fieles y constantes en la práctica, ya que cada uno encuentra en el Yoga la meta que se ha propuesto, ya sea liberarse del estrés, mantenerse en un buen estado de salud o adentrarse en la práctica de la meditación.
En el centro tenemos hoy alumnos que llevan más de 35 años asistiendo regularmente a nuestras clases. Es la prueba palpable de que el Yoga cumple sus expectativas, ya que actúa como instrumento para encaminarlos al estado de plenitud y alcanzar así la calma y la paz interior que todos anhelamos.
¿Ha cambiado en todos estos años el modo de practicar y enseñar Yoga? ¿Han cambiado los alumnos y sus motivaciones?
Cuando se empieza a practicar Yoga, generalmente se presta más atención a las posturas y a la respiración. Pero a medida que se va profundizando en la práctica, la interiorización y la meditación se vuelven imprescindibles. Cuando el alumno se adentra en las prácticas del Pranayama para tratar de percibir esta Energía Cósmica, el Yoga adquiere otra dimensión.
¿Crees que hay un Yoga auténtico y otro que no lo es?
Creo que hay un yoga para cada practicante; que sea auténtico o no, el propio alumno tendrá que decidirlo. Recordemos aquella máxima que nos dice que el Maestro aparece cuando el alumno está dispuesto.
¿Cómo ayuda el Yoga a las personas y colectivos más desfavorecidos?
El Yoga es una herramienta más que les puede ayudar a ver la realidad desde otro ángulo verdaderamente importante: vivir el presente, “el aquí y ahora”. Conozco a profesores de Yoga que hacen una gran labor impartiendo clases en centros penitenciarios con resultados altamente positivos.
¿El profesor de Yoga ha de limitarse a enseñar las técnicas o ha de guiar a los alumnos en sus inquietudes de tipo espiritual?
Entre las personas que practican disciplinas que conducen al crecimiento personal hay dos actitudes claramente diferenciadas: la del discípulo y la del alumno, y en cuanto a la enseñanza podemos distinguir entre maestro y profesor.
Para el discípulo, el maestro será su gurú, su guía espiritual y le debe afecto y sumisión.
Para el alumno, el profesor le enseña las técnicas adecuadas y procura despertar su interés para perfeccionarse, le guía en la práctica y corrige sus errores. Su responsabilidad se limita al conocimiento profundo de la disciplina que enseña y la pedagogía adecuada.
¿Qué crees que es lo verdaderamente importante del Yoga y qué es lo más prescindible?
El Yoga es universal, y lo que es importante es captar la esencia de esta disciplina e integrarla en nuestra forma de vida occidental. Desprenderse de falsos exotismos y practicarlo con sencillez, regularidad y sin ánimo de competición o exhibicionismo, nos dará la verdadera dimensión del Yoga.
¿Qué opinas de la calidad de la enseñanza del Yoga en España?
En los últimos años hemos asistido a una proliferación de técnicas de crecimiento personal, tanto de origen oriental como occidental. El Yoga no escapa de esta variedad, y cada día nacen nuevos tipos de Yoga; junto a prácticas de mérito probado abundan sucedáneos de dudoso valor y vacíos de contenido.
No obstante, las distintas asociaciones de Yoga, junto con sus formadores, velan para mantener la calidad en la enseñanza del Yoga y transmitir así la verdadera esencia de esta disciplina universal.